Es prácticamente imposible dialogar con Eduardo Heras León (La Habana, 1940) sobre literatura, periodismo, crítica de ballet, cine y magisterio sin que en la conversación no afloren —por azares del coloquio— interesantes anécdotas personales en medio de la extraordinaria modestia de quien, además de ser una de las figuras de mayor relieve de las letras insulares contemporáneas, durante su juventud fue protagonista de notables hechos militares. Continuar leyendo