No recuerdo cuando fue la primera vez que hablé con Popi, pero sí recuerdo perfectamente aquellas imágenes en la televisión boliviana, tras meses de búsqueda, en las que confirmaba que los restos encontrados en una pista antigua de Vallegrande eran los del Ché Guevara. Tenía el mismo bigote frondoso y típico de su personalidad. Desde entonces para muchos cubanos fue simplemente, por síntesis popular: “Popi, el que encontró al Ché”. Continuar leyendo