Los artífices norteamericanos de la llamada primavera árabe no concibieron en sus pronósticos sobre el rápido derrocamiento del Gobierno de Bashar Al Assad, en el año 2011, que Siria pudiera mantenerse en pie después de 6 años de estar enfrentando una guerra genocida, sustentada por Estados Unidos y sus aliados europeos, árabes e israelíes Continuar leyendo