El 24 de febrero de 1899, el General en Jefe, el Generalísimo, el Chino Viejo, como indistintamente se le denominaba, entró en la capital cubana. El recibimiento fue apoteósico. Los cubanos reconocían en él al símbolo vivo del independentismo y así lo expresaban en aquella multitudinaria demostración Continuar leyendo