Hace solo unos días subió al P-1 un joven listo para un buen chapuzón de verano. Era poco más de las siete de la mañana. Iba con una sombrilla de playa, mochila con quizás algo para comer y tomar, y una bocina portátil de pequeño tamaño físico, pero dispuesta a darle música, sin pedirla nadie, a toda la guagua Continuar leyendo