La caricatura sintetiza magistralmente una gran verdad: entre Cuba y Estados Unidos no pueden existir relaciones normales si se mantienen las intenciones injerencistas del Norte. Y es que la Directiva presidencial de política emitida por el presidente Obama en su contenido contradice su título que pretende establecer pautas para la normalización de las relaciones entre su país y la Patria de Martì. Y no es ocioso reiterarlo.
Hay una palabra que en estos tiempos se utiliza poco pero no ha perdido su vigencia, y es el antimperialismo. Los trabajadores, la intelectualidad y el estudiantado revolucionario la hicieron suya desde que tomaron conciencia del estatus neocolonial que le fue impuesto a la antigua posesión española con el advenimiento del siglo XX. Este sentimiento se ha mantenido vivo en los años de Revoluciòn y hoy nos convoca de nuevo a cerrar filas frente a viejas y nunca abandonadas pretensiones imperiales.
El objetivo de la nueva política, señala la Directiva, es ayudar al pueblo cubano a lograr un futuro mejor y asegura que no tienen la intención de imponer un cambio de régimen en Cuba sin embargo impone condiciones como asumir, por ejemplo, su visión de loa derechos humanos, que más bien debería garantizar en su propio territorio y en las naciones adonde han enviado sus tropas a defender sus intereses, y por qué no en el propio suelo cubano donde los irrespetan en la prisión que mantienen en la ilegal base naval enclavada en Guantánamo.
Mucha tela por donde cortar ofrece este documento hecho en las postrimerìas del mandato de Obama. Reconoce que Incluso si el Congreso de Estados Unidos llegara a levantar el llamado por ellos embargo, los cubanos no podrían aprovechar óptimamente su potencial sin una reforma económica continuada en Cuba., lo que les faltó decir explícitamente es que esa reforma debía estar a tono de las aspiraciones de Washington.
Tal vez lo más agresivo e injerencista de este texto es la afirmación de que la interacción entre ambos estados se ha visto limitada por “la continua represión de las libertades políticas y civiles en Cuba” que ellos mismos han convertido en falsas noticias a través de su propaganda anticubana y tratan de sostener mediante acciones, sobredimensionadas intencionadamente por la gran prensa, de sus asalariados internos. Y el reconocimiento de que continuarán sus políticas relativas a la emigración, utilizando lo que debía ser un flujo natural de personas como un instrumento agresivo contra Cuba. Asì ha ocurrido con la criminal Ley de Ajuste Cubano, a la que no han renunciado y que acaba de arribar a su aniversario 50 y el más reciente programa Parole para el robo de médicos cubanos que cumplen misiones fuera del territorio nacional, políticas ambas que perjudican no solo a nuestros nacionales sino a ciudadanos de otros países.
E insisten en sus programas para fomentar la “democracia” en la ilegales y subversivas trasmisiones de Radio y Tv que ofenden el nombre del Apòstol cubano, y declaran que no tienen intenciones de abandonar la Base Naval de Guantánamo.
No se ocultan para decir que mantendrán ”el apoyo a los activistas democráticos” como lo hacen en todo el mundo, y que fomentarán relaciones “con líderes comunitarios, blogueros, activistas y otros líderes en temas sociales que puedan contribuir al diálogo interno en Cuba sobre la participación cívica”.
Los cubanos conocemos de qué activistas democráticos se trata y con respecto a los demás, sin dudas buscan una quintacolumna dentro de la sociedad que sustente sus pretensiones a largo plazo. No deben olvidar sin embargo, las expresiones recientes de protesta de las organizaciones cubanas integrantes de la sociedad civil que rechazaron enérgicamente la pretensión de utilizarlas para esos fines.
En cuanto al decidido respaldo al sector privado, ponderado por Obama en su visita a Cuba, era de esperarse. La extensión del trabajo no estatal en nuestra sociedad es vista como una puerta de entrada al capitalismo, cuando en realidad es una opción laboral contemplada en nuestro modelo económico de desarrollo al que se han acogido muchos trabajadores y otros la han utilizado para incorporarse a la vida laboral, la cual tiene asignado su papel en las proyecciones de nuestro desarrollo encaminado a alcanzar un socialismo próspero y sostenible.
Son muchos los resquicios injerencistas de este documento presidencial que indican a los cubanos la necesidad de mantenerse alertas ante pretendidos cantos de sirena de un futuro conjunto que no podrá lograrse jamás sin que Estados Unidos deje de pensar en Cuba, como lo hicieron los padres fundadores de la nación del Norte, como una fruta apetecida, y mucho menos olvidar ese pasado que nos indica que solo la defensa de nuestra soberanía hará retroceder los planes de retrotraernos al pasado y nos seguirá guiando hacia un futuro conquistado con nuestros propios esfuerzos.
Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …