Yimel Díaz Malmierca y Adislenes Ruenes César
Intenso fue el último debate entre los candidatos a la presidencia de Estados Unidos que tuvo lugar en la noche del miércoles (9:00pm) en la Universidad de Nevada en Las Vegas (UNLV).
La polémica entre Hillary Clinton y Donald Trump se extendió por unos 90 minutos con la moderación del presentador de la cadena de televisión Fox, Chris Wallace. No faltaron los guantazos, los ataque personales ni las defensas a ultranza de un programa electoral asimétrico que, en última instancia, se complementa.
A duras penas Wallace consiguió que ambos candidatos abordaran los temas propuestos: Suprema Corte de Justicia, inmigración, economía; política exterior y deuda interna.
El debate fue transmitido en vivo por varias cadenas televisivas norteamericanas, entre ellas la ABC, CBS, CNN, FOX News, MSNBC y también con traducciones simultáneas al español por Univisión y Telemundo. Las redes sociales, Facebook y Youtube, fueron otras de las plataformas empleadas.
Ambos se pronunciaron a favor de la Segunda Enmienda que garantiza el derecho a portar armas, aunque con matices diferentes. Si Trump promete garantizar el total apego a la letra, Clinton propone verificar a los portadores en aras de atenuar la cifra de 33 mil víctimas anuales por esta causa.
Esta postura acerca de la tenencia de armas y el derecho de las mujeres al aborto marcarían la elección que cada uno haría de los jueces que integrarían la Corte Suprema de Justicia. La demócrata defendió el derecho de las mujeres para decidir acerca de este tema, mientras que el candidato republicano aseguró: “Estoy a favor de la vida”, sin embargo más adelante declaró que una de sus primeras acciones si llega a la presidencia será hacer una reforma migratoria, construir una muralla que protegerá la frontera sur de la migración, y la persecución a los líderes del narcotráfico.
Yo no quiero dividir a las familias, ni alejar a los padres de sus hijos, afirmó Clinton al referirse a los 11 millones de indocumentados y los 4 millones de hijos de estos que han nacido en Estados Unidos: Deportarlos “no va con lo que somos como país”. No obstante, garantizó que haría cumplir las leyes y abogó por una reforma migratoria que sacaría a los indocumentados de las sombras, sin descartar, por supuesto, la deportación.
Después de varios intentos del moderador, los candidatos ampliaron acerca de sus programas para desarrollar la economía nacional que actualmente carga con una deuda pública del 77 %, la mayor de la historia luego de la II Guerra Mundial.
La demócrata dijo apostar por las familias de la clase media, a las que reforzará con nuevas oportunidades de empleo y de negocios, y que reclamaría el pago igualitario para las mujeres. Para ello sería necesario que “los ricos y las corporaciones paguen la porción justa para garantizar el crecimiento desde el centro, eso lo lograremos desde la clase media”.
Hillary abogó por la educación, los empleos seguros, la energía limpia y la capacitación a los trabajadores. Descalificó el programa de Trump de aumentar los impuestos y lograr con esto atraer más empleo, algo que ya algunos especialistas han evaluado como poco probable.
Una y otra vez salieron a flote las viejas acusaciones de ambas partes: los correos electrónicos borrados por Hillary, la campaña supuestamente sucia contra Trump y los malos manejos económicos de la Fundación Clinton en Haití. También las múltiples denuncias de misoginia de Donald, su impago de impuestos federales y su habitual comportamiento como hombre de negocios sin historial en la política.
“Hacemos lo que nos permite la ley. Si no te gusta debiste haber cambiado las leyes cuando estabas en el Senado”, espetó Trump a Clinton cuando esta le reclamó no haber pagado impuestos, y vaticinó un desastre si ella llegaba a presidenta y aumentaba las tasas para costear propuestas como la de universidades públicas, asumida de la campaña de su antiguo oponente demócrata y ahora aliado político, Bernie Sanders.
Sobre política exterior los temas más frecuentados fueron la supuesta injerencia de Rusia, y particularmente del presidente Vladimir Putin, en las elecciones estadounidenses a favor del candidato republicano, según acusación de la Clinton; y la guerra contra el terrorismo en Medio Oriente.
Clinton reiteró su oposición al envío de tropas a Siria o Irak, aunque reconoció que esperan poder recuperar la ciudad de Mosul y luego entrar a territorio sirio para ponerle fin al conflicto: “Voy a trabajar por establecer una zona de exclusión aérea y con ella presionar a los rusos y al gobierno sirio”.
Trump, en cambio, culpó del avance del terrorismo al presidente Barack Obama, cuyas decisiones fueron apoyadas en su momento por Hillary Clinton, particularmente cuando ocupó el cargo de Secretaria de Estado. “Estamos respaldando a los rebeldes en Siria y no sabemos quiénes son, se puede terminar con algo peor que (Bashar al) Ásaad”, dijo. “Nuestro país está siendo manipulado por Putin, Ásaad, y por Irak. Nadie puede creer cuán estúpido ha sido nuestro liderazgo” en la región.
Quizás la incógnita mayor de este último debate fue creada por el líder del Grand Old Party (Partido Republicado) cuando se negó a declarar públicamente que aceptaría los resultados de la votación. Lo haré en su momento, por ahora lo dejamos en suspenso hasta ver qué sucede en las elecciones del venidero 8 de noviembre, afirmó.
Minutos antes Trump había denunciado que los medios están actuando de manera “deshonesta y corrupta, envenenando la mente de los lectores”; que los registros han incorporado a “millones de personas que no deberían ser votantes” y que “Hillary nunca debió ser candidata a la presidencia”.
En los 240 años de democracia, siempre hemos aceptado los resultados aunque no nos gusten, dijo al respecto Hillary Clinton. “Él está denigrando y criticando nuestra democracia y me siento insultada de que una persona tome esta posición”.