Lo que Matthew nos dejó

Lo que Matthew nos dejó

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Con prontitud llegaron a las zonas afectadas las brigadas de trabajadores del sector eléctrico para restaurar los cuantiosos daños más temprano que tarde. / Foto: Ramón Barreras Ferrán
Con prontitud llegaron a las zonas afectadas las brigadas de trabajadores del sector eléctrico para restaurar los cuantiosos daños más temprano que tarde. / Foto: Ramón Barreras Ferrán

Duele ver las imágenes de Baracoa, Maisí y otras localidades de la zona más oriental de la provincia de Guantánamo. Talmente parece que han sido bombardeadas. Eso dejó el huracán Matthew.

Pero también dejó otras cosas.

Permitió, por ejemplo, mostrar una previsión extrema para salvaguardar las vidas y los bienes materiales y una organización casi perfecta –para no ser absoluto– en la ejecución de cada una de las medidas y decisiones. Ojalá en la cotidianidad, cuando no existe amenaza de meteoro alguno, cada acción de la vida, ya sea laboral o social, alcanzara ese nivel de precisión y eficacia.

Tengo la impresión, por lo difundido a través de la prensa escrita, la radio, la televisión y las vías digitales, que todo funcionó como un reloj, a su debido tiempo.

La decisión de adelantar lo más posible la llegada a las zonas afectadas de contingentes de trabajadores de diversos sectores, como el de la electricidad, comunicaciones, construcciones…, con sus correspondientes equipamientos, es inteligentísima, porque permitirá ganarle tiempo al tiempo y restablecer la normalidad en cuestiones vitales más temprano que tarde. Fue una operación digna del mayor elogio y reconocimiento, como lo es también la actitud de quienes se han separado de sus familiares y hogares para apoyar solidariamente a los compatriotas afectados, sin tener en cuenta las condiciones, la cantidad de jornadas necesarias y las distancias. Eso solo sucede en Cuba, para orgullo nuestro.

Por otro lado, Matthew posibilitó mostrar de nuevo la extraordinaria valía de la prensa, muchas veces –demasiadas quizás– no considerada en la justa medida que merece. La labor de los colegas, que de alguna manera tuvieron relación con esa cobertura, evidenció el alto espíritu de consagración y entrega que caracteriza al personal periodístico cubano y la valentía de no pocos, quienes pudiendo estar bien protegidos en las redacciones centrales o en sus casas, se fueron a los sitios donde existiría –y de hecho existió– el peligro mayor.

Los angustiosos días vividos antes, durante y después del paso del ciclón tropical demostraron también la importancia de que las fuentes de información abran totalmente las puertas a los medios de comunicación y hagan de la información una herramienta cada vez más eficaz. Resultó estimulante apreciar cómo dirigentes de todos los niveles accedieron gentilmente a hacer declaraciones y precisiones, sin guardar datos o elementos importantes, como sí sucede más de lo debido en días de normalidad.

Aunque por repetida nos parezca común, la solidaridad que caracteriza a los cubanos y constituye uno de los valores morales más estimados, estuvo muy presente en cada uno de los sitios amenazados por el paso del huracán. Muchos pusieron sus viviendas más confortables a disposición de la comunidad y otros, en número considerable, dejaron atrás a sus familiares y se fueron a los centros de evacuación a atender a quienes se encontraban en ellos.

Si algo en específico llamó la atención fue la preparación que evidenció el sector de la salud. Llena de sano orgullo conocer que ningún punto de la geografía de la extensa área amenazada se encontró ni un minuto sin atención médica, incluida la especializada. Prioridad uno tuvieron las embarazadas y los niños, por razones lógicas. Hacia los lugares con posibilidades de quedar incomunicados fueron enviadas, como siempre sucede en casos similares, brigadas con el personal y los medios requeridos para garantizar el cuidado debido.

Ese espíritu voluntarioso debe servir de ejemplo y trasladarse también a los servicios cotidianos, muchas veces carentes de la calidad necesaria por razones totalmente subjetivas. Los días del huracán reflejaron una vez más que ese sector cuenta con trabajadores muy valiosos y altamente profesionales.

Las jornadas de recuperación que transcurren estarán igualmente caracterizadas por la consagración en cada una de las labores, de modo tal que permitan lograr en los lugares afectados la normalidad lo antes posible. Matthew dejó el reto –un muy duro reto–, pero como en otras muchas ocasiones llegará el momento en que solo sea un triste recuerdo.

Una vez más quedó demostrado el alto grado de preparación existente para afrontar los fenómenos naturales y la actitud extraordinaria de la población. Tal y como expresara el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz el 28 de septiembre de 1998, tenemos un pueblo curtido, veterano, aguerrido, organizado y protegido.

Hay muchas cosas en este archipiélago que Matthew no pudo llevarse con él.

Acerca del autor

Graduado de Profesor de Educación General en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de Villa Clara, Cuba (1979). Ha laborado en la Revista Juventud Técnica, semanario En Guardia, órgano del Ejército Central, periódicos Escambray, CINCO de Septiembre y Granma. Desde el año 2007 es corresponsal de Trabajadores en la provincia de Cienfuegos. Está especializado en temas económicos y agropecuarios. En 1999 acompañó en funciones periodísticas a la segunda Brigada Médica Cubana que llegó a Honduras después del paso del huracán Mitch. Publicó el libro Verdades sin puerto (Editorial cubana MECENAS). Ha estado en otras tres ocasiones en esa nación centroamericana, en funciones periodísticas, impartiendo conferencias a estudiantes universitarios, asesorando medios de comunicación e impartiendo cursos-talleres sobre actualización periodística a periodistas y comunicadores. Multipremiado en premios y concursos internacionales, nacionales y provinciales de Periodismo. Fue merecedor del Premio Provincial Periodístico Manuel Hurtado del Valle (Cienfuegos) por la Obra de la Vida – 2012. Le fue conferido el Sello de Laureado, otorgado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC). Mantiene evaluación profesional de Excepcional.

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