Ismael Borrero Molina se convirtió en el primer medallista de oro de la delegación cubana en Río de Janeiro, al derrotar espectacularmente por superioridad técnica al japonés Shinobu Ota, en la pelea final de los 59 kg de la lucha grecorromana.
El santiaguero Borrero no creyó en rival alguno en cada una de sus salidas a los colchones de la Arena Carioca 2, demostrando con creces que su título mundial en Las Vegas (2015) no fue obra del azar.
Primero doblegó a Arsen Eraliev de Kirguistán, para más tarde caer sobre el chino Lumin Wang y el uzbeko Elmurat Tasmuradov.
En la discusión del oro Borrero exhibió gran destreza y potencia en sus acciones, obligando a decretar el fin del combate antes de llega r al tiempo reglamentario.
Con esta corona Borrero mantiene la tradición de los gladiadores antillanos (sumando ambos estilos) de salir con al menos una diadema de cada cita olímpica, desde la edición de Barcelona en 1992.
En la Ciudad Condal se impusieron el librista Alejandro Puerto y el exponente de la modalidad clásica Héctor Milián. En Atlanta 1996 y Sídney 2000 el grequista camagüeyano Filiberto Azcuy no tuvo oponentes, lo mismo que su coprovinciano Yandro Quintana en los 60 kg de la libre en Atenas 2004.
Tanto en Beijing 2008 como en Londres 2012 el pinareño Mijaín López (otra vez gran esperanza en Río para los de la Mayor de las Antillas y cinco veces monarca universal) doblegó a todos los contrincantes.