La hermana República Bolivariana de Venezuela libró una dura y victoriosa batalla diplomática en la Sesión Extraordinaria del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos, celebrada el miércoles primero de junio, contra el plan injerencista del imperialismo y las oligarquías.
También hizo valer el principio de no intervención en los asuntos internos de los Estados y el derecho de estos a elegir, sin injerencias externas, su sistema político, económico y social, recogido en la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, que firmaron los Jefes de Estado y de Gobierno durante la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, celebrada en La Habana, en enero del 2014.
Sorprende la manera histérica, torpe y nada ética, en que el Secretario General de la OEA intenta a ultranza servir a oscuros intereses.
El señor Almagro trató ahora de aplicar la Carta Democrática Interamericana, en particular su artículo 20, dirigido supuestamente a lidiar contra las rupturas o alteraciones graves del orden constitucional, que no fue invocada cuando el golpe militar del 2002 contra el presidente Hugo Chávez Frías, ni para condenar los golpes de Estado ni los intentos golpistas que en los últimos quince años han estremecido la región, excepto en un único caso en el 2009 en el que Estados Unidos y algunas fuerzas de derecha hicieron fuerte resistencia.
Para ello, sin mandato de los Estados Miembros, atribuyéndose prerrogativas que no tiene, con ayuda de elementos de la oposición golpista venezolana y de otros personajes reaccionarios de dudosa reputación, escribió un calumnioso e injerencista informe que, en violación de procedimientos, hizo público.
Todo parecía servido para un paseo triunfal, pero el Secretario General, los burócratas de la OEA y sus truculentos mentores olvidaron que no vivimos en 1962, cuando con vergonzosa complicidad se juzgó y condenó a Cuba socialista.
Hicieron la diferencia el tono de los debates, las fuertes denuncias del papel indecente del Secretario General, las firmes posiciones de los países hermanos del ALBA-TCP, los serenos argumentos de los que han elegido el diálogo, el respeto entre naciones y la paz como normas de su diplomacia, y la mesurada pero clara resistencia caribeña al convite traicionero contra Venezuela.
El Ministerio de Relaciones Exteriores considera que lo ocurrido ahora en Washington es una nueva evidencia de que Nuestra América cambió, aunque la OEA siga siendo un instrumento irreformable de dominación de Estados Unidos sobre los pueblos latinoamericanos y caribeños, y recuerda lo expresado por el Presidente Raúl Castro Ruz en diciembre del 2008, reiterado en el reciente VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, cuando parafraseando a José Martí dijo que “antes de que Cuba regrese a la OEA se unirá el mar del Norte al mar del Sur y nacerá una serpiente de un huevo de águila”.
A la Revolución bolivariana y chavista, solidaria y generosa, al Presidente Nicolás Maduro Moros, a la unión cívico-militar y a su bravo pueblo, les reiteramos una vez más el pleno respaldo del Pueblo y del Gobierno Revolucionario cubanos y nuestra inquebrantable fe en el triunfo de su justa causa.
Ministerio de Relaciones Exteriores
La Habana, 2 de junio de 2016
Tomado de Granma