Cargando...Quizás un libro sea la obra definitiva de esta fiscal y jueza, para satisfacer la añoranza de plasmar en toda su magnitud, los aportes del líder de la Revolución a la justicia social y con ello judicial, uno de los temas que se trató en la última jornada del VIII Encuentro Justicia y Derecho, que durante tres días acogió a casi 400 expertos de 28 países.
La máster en Ciencias Rufina Hernández Rodríguez, profesora a tiempo parcial de la facultad de Derecho de la Universidad de La Habana (UH), en algunos momentos ha impartido la asignatura de Criminología, y le ha gustado hacer un aparte con los estudiantes para instruirse acerca del pensamiento de Fidel Castro Ruz en cuanto a dicha especialidad.
Tengo una deuda personal de concebir algo más profundo que la ponencia impartida en el evento, porque en 45 minutos es muy difícil poder abarcar el quehacer de un hombre que cumple 90 años y lo ha dedicado todo a la obra de la Revolución, eminentemente criminológica, porque ha ido viendo cuáles son los problemas sociales y mediante que métodos auténticos y autóctonos posibilitar justicia social y con ello judicial, afirmó en exclusiva para Trabajadores digital.
El origen de su trabajo se remonta a los homenajes realizados en la facultad de Derecho a los 70 años de la matrícula de Fidel en la UH, por lo cual un grupo de profesores y estudiantes organizaron un panel titulado Fidel de corazón.
Eso me motivó y agradezco al comité organizador de este encuentro bienal, que aceptara la ponencia con un tema poco tratado y con ello aportar un modesto reconocimiento al líder histórico cubano, expresó.
En su exposición se refirió a la etapa en que Fidel fue alumno ayudante de la facultad de Derecho, “en la asignatura de Antropología judicial, que era como se llamaba a la Criminología entonces, a cómo rápidamente descolló como líder estudiantil, cuando según él mismo ha reconocido, se hizo revolucionario, martiano y socialista”, precisa Rufina .
Otro hito─ asegura ─, fue su alegato La historia me absolverá, una obra jurídica donde existe correspondencia entre el ser y el deber ser, y constituye expresión genuina de la antinomia que vivía la sociedad cubana.
Al triunfar la Revolución el primero de Enero de 1959 comenzó otra fase con las nacionalizaciones, entre las medidas de beneficio para la población; al igual que la Campaña de Alfabetización, porque estaba convencido de que mientras más cultos fuésemos también seríamos más libres, en clara alusión a la obra de Martí; pues no se puede hablar de Fidel sin hablar del Apóstol, en tanto ha sido su mayor discípulo, comentó la especialista, graduada desde hace 30 años, que a partes iguales ha dedicado a actuar como fiscal y jueza.
Otras evidencias del proceder por la justicia, ─ subrayó─, se particularizan en el tema de la mujer y los niños, en el tratamiento penitenciario en Cuba, al abogar por no aislar a las personas que cumplen sanciones en prisión, porque esos problemas los genera la sociedad por sus propias disfunciones y asimismo en la familia,
Además, ─acota─, vi a Fidel en una dimensión internacional, cuando en Naciones Unidas se pronunció en nombre de quienes no se le escucha su voz, cuando dijo “hablo en nombre de los niños que no tienen pan”, cuando denunció el acto terrorista sobre el avión cubano derribado en Barbados, cuando afirmó que el mundo tiene ansias de justicia y que el internacionalismo cubano era saldar nuestra deuda con la humanidad. En esas frases se evidencia la grandeza de Fidel en su incesante lucha por la justicia social.
Todavía emocionada por los momentos vividos ante el podio, reconoce que se le quedaron cosas por decir, “pues nunca el verbo alcanza lo que quiere el corazón y a los hechos y personas grandes las palabras siempre le quedan pequeñas.
“No es mi homenaje, aunque fui la expositora, solo subrogué el lugar y grado de los jueces cubanos, porque todos sentimos esa obligación. Los aplausos fueron para Fidel y también el deseo de una vida eterna porque él se lo merece”.
