En el Museo de la Revolución el hierro se estremece, convertido en lírica representación plástica, en cada uno de los reverentes íconos inspirados en el Apóstol que bajo el título de Fe, conforman la más reciente muestra del reconocido pintor, (Velasco, Holguín, 1962), concebida en rememoración del 11 de abril de 1895, fecha en que José Martí y Máximo Gómez arribaron a las costas cubanas por Playita de Cajobabo, lugar perteneciente a la actual provincia de Guantánamo, para sumarse a la lucha por la libertad de Cuba.
La exposición está compuesta por un conjunto de piezas escultóricas de mediano formato, en las que sobresale el estilo minimal que caracteriza la producción plástica de este joven y prolífico artífice, quien, con el amoroso apoyo de su esposa Isis Tejeda Paneque, las trasladó desde su residencia-estudio ubicada frente a la célebre iglesia de La Loma del Ángel, en La Habana Vieja, hasta el regio museo de estilo ecléctico fundado en 1959 en el antiguo Palacio Presidencial, donde se atesoran significativos objetos vinculados con los procesos de lucha previos al triunfo de la Revolución cubana.
En el amplio portal de esa institución, en cuyo vestíbulo se inauguró la exposición, también fue develada, por el doctor Armando Hart Dávalos, presidente de la Sociedad Cultural José Martí, y Pedro Martínez Pires, director de política editorial de Radio Habana Cuba, una escultura de José Martí, realizada con igual técnica, la cual quedó permanentemente instalada en un pedestal construido para tal fin, como para dar la bienvenida a los visitantes nacionales y extranjeros que diariamente visitan ese sitio ubicado a escasos metros del fortín del Ángel, recordable huella de la muralla levantada por el régimen colonial español en torno a la ciudad.
Estos proyectos iconográficos de Kamyl se identifican además por su expresividad figurativa. El hierro, áspero y duro material, se doblega ante la noble imaginación del artista para convertirse en un poemario épico, evocativo y deferente sobre el más universal de los cubanos, con el cual ha establecido una interrelación espiritual y creativa que comenzó a germinar a partir del año 1993, cuando creó la primera imagen del gran prócer.
José Andrés Pérez, director del Museo de la Revolución, reconoció los afectuosos y desinteresados vínculos de Kamyl con esa entidad y agradeció la oportunidad de exhibir allí estos trabajos hasta después del 19 de mayo, fecha en que se conmemora el aniversario 121 de la caída en combate de José Martí.
Por su parte, el artista le entregó a Hart una foto que él le hizo hace más de dos décadas durante una visita de trabajo del intelectual revolucionario a Velasco, cuando se desempeñaba como ministro de Cultura y Kamyl daba sus primeros y aventurados pasos en el variopinto universo de la plástica nacional, dentro del que ya se considera como el creador que ha realizado la más amplia serie de iconografías —más de 2 mil 100 trabajos en todo tipo de soportes, tamaños, formatos y técnicas— inducidas por la simbólica imagen del Héroe Nacional, interminable producción a la que hay que agregar sus otras esculturas, dibujos, pinturas y cerámicas inspiradas en la ciudad de La Habana, en lo cubano y en los cubanos, de las que trasciende un intenso sentido humanista y expresionista.
Durante la ceremonia de apertura actuó el reconocido cantautor Raúl Torres, quien ganó palmas de los presentes con varios números inspirados en la vida del Apóstol.