Al menos 69 personas murieron y casi 300 resultaron heridas en un atentado suicida en un parque de la ciudad oriental paquistaní de Lahore, la segunda más grande de Pakistán, reporta EFE. Se presume que muchas de las víctimas son mujeres y niños.
El ataque, el peor desde el asalto talibán a la escuela de Peshawar (norte del país) donde murieron 125 alumnos en el 2014, sacudió Pakistán en un momento de cierto optimismo por la reducción de la violencia a raíz de una operación militar en las zonas tribales.
El suicida hizo explotar las bombas en el estacionamiento del parque Gulshan Iqbal, en las cercanías de una zona de juego infantil, en torno a las 19:00 hora local (14:00 GMT), dijo a EFE el portavoz policial del área, Mohamed Salim.
El lugar se encontraba lleno de familias que habían ido a pasar la tarde del domingo, como es habitual los fines de semana previos al sofocante verano.
El grupo Jamaat ul Ahrar, una escisión del principal grupo insurgente de Pakistán, el Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), asumió la autoría del atentado. “Reclamamos la responsabilidad por el ataque contra los cristianos que celebraban la Pascua”, dijo el portavoz Ehansullah Ehsan al diario paquistaní The Express Tribune, e indicó que la acción forma parte de la cadena de ataques que continuará a lo largo del 2016 y que han llamado Saut-ul-Raad (la voz del trueno).
El gobierno provincial del Punjab, de la que Lahore es la capital, informó en su cuenta de la red social Twitter que decretó el estado de emergencia en los hospitales de la ciudad y ha organizado transportes para llevar donantes de sangre a los centros médicos, al tiempo que anunció tres días de luto oficial.
Continúan investigaciones en Bruselas
Mientras el terror se expande por otras ciudades del mundo, las investigaciones realizadas en Europa refuerzan la tesis de que los atentados del 13 de noviembre (13N) del pasado año en París, y los del 22 de marzo en Bruselas, están entrelazados. Algunos hablan incluso de una misma célula responsable de ambas matanzas.
Entre los datos vinculantes está que el ADN de Najim Laachraoui, uno de los suicidas del aeropuerto de Bruselas, había sido identificado en un cinturón explosivo y en un trozo de pañuelo encontrados en la sala de conciertos Bataclan, así como en un artefacto explosivo del estadio de Francia, dos de los escenarios del 13N. Además, varios apartamentos alquilados por los atacantes de Bruselas sirvieron antes de guarida a los terroristas de Francia.
Más allá de esos datos confirmados por la fiscalía, investigadores citados por la prensa europea aseguran que Laachraoui, electromecánico de formación, fue la persona que dio a los atacantes de París la última orden telefónica y que actuó junto a Mohamed Belkaid, un argelino abatido por las policías belga y francesa en una operación conjunta realizada pocos días antes de la captura de Salah Abdeslam, el único terrorista sobreviviente del 13N, acción que podría haber precipitado los ataques que tenían previsto realizar en Bruselas.