La acción parecía imposible, tal vez ilusoria. A golpe de coraje, patriotismo y audacia los jóvenes que protagonizaron el asalto al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957 irrumpieron en la madriguera del tirano Fulgencio Batista para romper las cadenas que oprimían a la patria
¿Cómo imaginar a aquellos héroes que hicieron trepidar los cimientos de un régimen aupado por la injusticia, la ignominia, la tortura y el crimen.?
José Antonio Echeverría, estudiante de Arquitectura y presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), fue el alma de la histórica jornada hace 59 años..
Como líder del Directorio Revolucionario, encausó la lucha insurreccional desde aulas de la Universidad de La Habana y en agosto de 1956, junto a otros jóvenes, se entrevistó en México con Fidel Castro Ruz, máximo dirigente del Movimiento Revolucionario 26 de Julio. De aquel encuentro quedó suscrita la Carta de México, documento en el que ambas organizaciones sellaron el compromiso patriótico de emprender el camino para hacer la Revolución.
Comenzaba un proceso muy difícil, de análisis profundo para llevar a cabo un plan que derrocara a la dictadura batistiana. El Directorio Revolucionario determinó llevar a cabo el ataque y toma del Palacio Presidencial.
Como ha expresado Faure Chomón, Comandante del Ejército Rebelde y segundo jefe de aquella acción, de ese lugar partían todos los hilos de la conducción del poder dictatorial y además era una fortaleza militar por lo numeroso de su guarnición que nos proporcionaría gran cantidad de armas, suficientes para continuar hacia otros objetivos que irían convirtiendo a La Habana en una gran sublevación popular.
Durante varias semanas hubo una cuidadosa preparación para el asalto que incluyó el chequeo diario de la entrada y permanencia de Batista en la mansión palatina. El factor sorpresa sería determinante para irrumpir con éxito en aquel recinto-
Las tres de la tarde fue la hora cero. En dos automóviles y un camión rojo tipo furgoneta de entrega de paquetes a domicilio con el rótulo Fast Delivery.partió un destacamento de 50 combatientes armados de fusiles y ametralladoras partió hacia su objetivo desde los lugares donde se hallaban acuartelados.
Tensas las manos sobre las armas y vibrantes los corazones ante la cita con la patria, los asaltantes penetraron por la puerta sur de Palacio. De inmediato la lucha abarcó toda la planta baja, mientras otro grupo alcanzó el segundo piso en busca del despacho de Batista, quien huyó ipso facto hacia la azotea donde estaba replegada la guarnición presidencial.
El incesante volumen del fuego enemigo desde los pisos superiores impedía el avance de los revolucionarios. La situación era sumamente difícil al quedar fuera de combate muchos compañeros, además de agotarse el parque y fracasar la operación de apoyo por indecisión e incapacidad de sus responsables. Era preciso ordenar la retirada.
Mientras esto ocurría José Antonio, junto a otros jóvenes, ocupaba los micrófonos de la emisora Radio Reloj para anunciar el ajusticiamiento del tirano y convocar a la insurrección popular.
Su encendida alocución al pueblo de Cuba quedó inconclusa cuando la emisora salió del aire. Minutos después cayó en desigual combate al enfrentarse a los sicarios de un carro patrullero junto a los muros de la Universidad de La Habana.
La épica jornada del 13 de marzo de 1957 no alcanzó el triunfo esperado, sin embargo, le demostró a la tiranía el heroísmo de hombres hermanados en un ideal común frente a la explotación y el abuso y fue, asimismo, expresión de lealtad al pueblo y a la Revolución liderada por Fidel Castro.
Como es tradicional todos los años, la juventud cubana agrupada en sus organizaciones estudiantiles conmemora la efeméride con actos de homenaje a en el lugar donde cayó el también llamado cariñosamente como Manzanita, en el Panteón de los Mártires del 13 de Marzo, en el cementerio de Colón, en la emisora Radio Reloj y en el Museo de la Revolución, otrora Palacio Presidencial.
Acerca del autor
Graduado de Licenciatura en Periodismo, en 1976, en la Universidad de La Habana. Hizo el servicio social en el periódico Victoria, del municipio especial isla de la Juventud, durante dos años.
Desde 1978 labora en el periódico Trabajadores como reportero y atiende, desde 1981 temas relacionados con la industria sideromecánica. Obtuvo premio en el concurso Primero de Mayo en 1999 y en la edición de 2009. Es coautor del libro Madera de Héroes.