Como persisten reservas de eficiencia en la economía cubana, también las hay en el ahorro, considerado como una de las tareas prioritarias del movimiento sindical para este año.
Además de las aseveraciones hechas al respecto en asambleas, reuniones y encuentros recientes, el tema también aparece refrendado en el objetivo número 6, aprobado en el XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC): “Fomentar acciones que favorezcan la toma de conciencia de los trabajadores sobre la necesidad de generalizar la cultura del ahorro de recursos de todo tipo, como una de las fuentes principales de ingresos del país en estos momentos”.
Pero, ¿se hace todo lo posible por materializarlo y consolidarlo?, ¿en los colectivos le prestan toda la atención que merece?, ¿tiene el control y chequeo periódicos requeridos? Evidentemente, queda mucho sendero por recorrer para que tenga toda la consideración que merece y logre convertirse en una fortaleza que contribuya, de manera objetiva y real, al fortalecimiento y desarrollo de la economía cubana.
La dirección de la CTC ha insistido en que, ante todo, deben establecerse las medidas de ahorro sobre base concretas, y que el cumplimiento de ellas sea chequeado con regularidad y en análisis integrales. Escenarios excelentes para ello lo constituyen los consejos de dirección, en los cuales el sindicato debe mantener una participación proactiva, y también las asambleas mensuales de afiliados en las que debe informarse lo realizado al respecto, pero también lo logrado, para que sea de conocimiento general y motive.
Resulta básico, como tanto se ha subrayado y se muestra claramente en el objetivo, que cada trabajador conozca y tenga conciencia plena de qué puede ahorrar en su puesto de labor, sin afectar, por supuesto, la producción, los servicios, la eficiencia, la calidad y la materialización de los planes.
Deben tenerse muy en cuenta las normas de consumo, pues ellas permiten aprovechar al máximo los recursos de todo tipo y evitar el derroche, presente en demasía en no pocos centros, como resultado de la falta de exigencia, el descontrol y la indolencia.
Las direcciones sindicales a todos los niveles, pero principalmente en la base, deben mantener una preocupación permanente por el funcionamiento y la estabilidad de las comisiones de ahorro, las que desempeñan un papel esencial en el empeño de garantizar que sea integral y abarque los recursos energéticos y humanos, las materias primas, el agua, el material gastable (sobre todo en el sector de la Salud).
En los centros mayores consumidores (siderurgias, fábricas grandes, hospitales…) la promoción y el control del ahorro debe multiplicarse. Cualquiera de ellos, con una reducción mínima de algún índice de consumo, alcanza un resultado enorme y de significación muy notable para la economía.
Pero tampoco deben descuidarse las pequeñas acciones, como apagar las luces de los locales y las oficinas cuando se sale de ellas, la no conexión de los equipos de aire acondicionado cuando no sean necesarios debido a la temperatura del ambiente, el adecuado aprovechamiento y control del combustible en los vehículos automotores estatales…
Quizás el asunto requiera, por su importancia, estar más presente en los análisis que sobre la economía se realizan a nivel de país, provincias, municipios y centros de trabajo. Lo que no se chequea y exige queda casi siempre en el descuido y la desatención.
El Comandante Ernesto Che Guevara —a cuyas definiciones acudo siempre cuando de abordar cuestiones económicas se trata— afirmó en un discurso realizado el 14 de junio de 1960, que “producir y ahorrar son la base del desarrollo económico”, y definió al ahorro como un gran deber de la clase obrera, la que “debe desarrollar siempre la inventiva para que no haya nunca un centavo gastado inútilmente”.
A los cubanos, por las limitaciones económicas, el bloqueo establecido por el gobierno estadounidense y la reducida disponibilidad de recursos naturales y minerales, entre otros factores, nos ha correspondido situarlo entre los propósitos esenciales de la vida cotidiana, no solo en los centros laborales, sino también en los hogares. O sea, que existe el conocimiento de cómo lograrlo y dónde están las reservas.
En la clausura del VI período ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento), el 29 de diciembre del 2015, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, afirmó: “Debemos reducir cualquier gasto que no sea imprescindible y aprovechar los recursos de que disponemos con más racionalidad y con vocación de desarrollar el país”.
Acerca del autor
Graduado de Profesor de Educación General en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de Villa Clara, Cuba (1979). Ha laborado en la Revista Juventud Técnica, semanario En Guardia, órgano del Ejército Central, periódicos Escambray, CINCO de Septiembre y Granma. Desde el año 2007 es corresponsal de Trabajadores en la provincia de Cienfuegos. Está especializado en temas económicos y agropecuarios. En 1999 acompañó en funciones periodísticas a la segunda Brigada Médica Cubana que llegó a Honduras después del paso del huracán Mitch. Publicó el libro Verdades sin puerto (Editorial cubana MECENAS). Ha estado en otras tres ocasiones en esa nación centroamericana, en funciones periodísticas, impartiendo conferencias a estudiantes universitarios, asesorando medios de comunicación e impartiendo cursos-talleres sobre actualización periodística a periodistas y comunicadores. Multipremiado en premios y concursos internacionales, nacionales y provinciales de Periodismo. Fue merecedor del Premio Provincial Periodístico Manuel Hurtado del Valle (Cienfuegos) por la Obra de la Vida – 2012. Le fue conferido el Sello de Laureado, otorgado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC). Mantiene evaluación profesional de Excepcional.