Dainier Carbonell, Eddy Sánchez y Diomes Licea tienen historias iguales y diferentes a la vez, tan desgarradoras y tristes como esperanzadoras y plenas.
Un día de esos en que la vida les cobró los errores y los malos pasos, llegaron a sendas prisiones de Santiago de Cuba para cumplir sanciones de privación de libertad por 8 años (apropiación indebida) 20 años (tráfico de drogas) y 10 años (malversación), respectivamente.
“Todo acabó aquí”, pensaron justo cuando el rechinar de las rejas les estremeció el alma, pero con el paso del tiempo, y al amparo de las oportunidades que se les brindan a los reclusos en Cuba, pudieron apreciar el verdadero significado de palabras claves en sus existencias: “renacer” y “volver a empezar”.
Acogerse a la libertad condicional y con ella a la posibilidad de insertarse a trabajar fue el vuelco necesario que los hace hoy sentirse hombres útiles y dispuestos a mostrar y demostrar que es posible cambiar para bien personal y social.
Con matices más o menos diferentes sus historias se entrelazan para confirmar cuánto aporta una adecuada atención de las estructuras sindicales a estas personas, que en el caso de la provincia de Santiago de Cuba totalizan 4 mil 775, con el 96,79 por ciento afiliado a un sindicato.
Tres historias al hilo
Dainier: “Soy operario de la campaña de lucha antivectorial en el policlínico Camilo Torres, de la ciudad de Santiago de Cuba, perteneciente al sindicato de la Salud, y hasta hoy no me siento como un excluido.
“Aprecio que el colectivo me acoge con respeto, los compañeros comparten conmigo como uno más, y con el apoyo de ellos y del juez de ejecución que siempre está pendiente de mi comportamiento me siento satisfecho y feliz de estar fuera de la prisión.
“Ni soñar con volver allí, la lección la tengo bien aprendida: hay que estar con la ley, eso no lo voy a olvidar jamás, y quiero enseñárselo a los hijos que pienso tener”.
Eddy: “Mi centro de trabajo es el jardín Mártires del Segundo Frente, en ese municipio. Estoy afiliado al sindicato de la Administración pública, en el sector de comunales y me complace mucho lo que hago allí, sembrando plantas ornamentales para que luego adornen las calles de mi pueblo.
“Desde que llegué al jardín el ejecutivo sindical se interesó por incorporarme a la sección de base, e incluso darme tareas que para mí significan mucho porque cuentan conmigo, me piden criterios, me atienden de conjunto con la administración y esa ayuda sirve de mucho en el nuevo proyecto de vida que tengo.
“Me gusta cuando me piden, por ejemplo, que colabore en la organización del matutino, o en hacer carteles y otras iniciativas para el primero de mayo.
Sé que estoy bajo régimen condicional pero nadie imagina cuánta libertad disfruto con mi incorporación plena al trabajo”.
Diomes: “Tremenda lección me ha dado la vida, antes de caer preso yo ocupaba un cargo de dirección y no veía con buenos ojos a los reclusos insertados en el centro que dirigía, y mire usted ahora…
“En esos momentos soy cuentapropista, tengo un punto de venta de alimentos ligeros en el mismo poblado cabecera del municipio de Mella y desde allí asumo mi reincorporación a la sociedad gracias al acompañamiento del sindicato de Comercio, gastronomía y los servicios, estoy afilio y participo, aporto, colaboro, me siento útil e inspirado a seguir por el camino correcto.
También está la atención del juez de ejecución, e incluso de los factores de la comunidad, sin dudas con la compañía y la voluntad de ayudarme de tanta gente estoy seguro que no volveré a fallar”.
Acerca del autor
Periodista cubana. Máster en Ciencias de la Comunicación. Profesora Auxiliar de la Universidad de Oriente. Guionista de radio y televisión.
todos tenemos derecho a renacer nuestras vidas y empezar a volver a empezar de cero y todos cometemos errores en la vida una paso adelante y vera que todo le saldrá bien