Fernando Chenard Piña: El ejemplar legado de un revolucionario

Fernando Chenard Piña: El ejemplar legado de un revolucionario

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Foto: Archivo
Foto: Archivo

Por Elizabeth K. Carvajal Suárez, estudiante de Periodismo

El 4 de febrero se celebra en nuestro país el Día del Trabajador del Comercio, la Gastronomía y los Servicios, en homenaje al natalicio de quien en 1939, con solo 20 años de edad, fundó el Sindicato de Obreros y Empleados del Comercio de Víveres al Detalle y sus Anexos. La Habana de 1919 acogía a Fernando Chenard Piña, uno de esos hijos que daría todo cuanto poseía para enfrentar la injusticia social.

De 1940 a 1943 simultaneó su quehacer como secretario general del referido sindicato, con su desempeño como organizador de una fracción del Partido Unión Revolucionaria Comunista existente en aquel y su labor periodística en El Dependiente, órgano representativo de los trabajadores del comercio en la provincia de La Habana.

En 1948 Chenard Piña se incorporó al Partido Ortodoxo, lidereado  por Eduardo Chibás y Ribas. Paralelamente descubría su afición por la fotografía y junto con Miguel Ángel Oramas Alfonso instaló un laboratorio que le permitió ejercer como fotorreportero  independiente, labor que aprovechó para denunciar la corrupción y el vandalismo persistente en el Gobierno de Carlos Prío Socarrás.

La protesta visual efectuada por Chenard se consolidó con las imágenes que plasmaban el ataque al personal del programa radial de la Universidad Popular José Martí, en la CMQ, el 4 de mayo de 1952, y las que, el 8 de febrero de 1953, mostraban la denuncia realizada por Fidel Castro Ruz en la revista Bohemia por la destrucción del estudio del escultor José Manuel Hidalgo Rodríguez.

La pasión por documentar la realidad del país no le impidió vender su estudio e instrumentos con los que se ganaba la vida, para aportar dinero a la gesta armada organizada por Fidel, quien lo convocó, entre los primeros, a participar en la acción que organizaba con vistas a enfrentar a la tiranía impuesta por Fulgencio Batista Zaldívar, mediante el  golpe de Estado del 10 de marzo de 1952.  Chenard dirigía la célula localizada en la habanera barriada de La Ceiba, donde había nacido.

El plan concebido por el líder revolucionario se materializó el 26 de julio de 1953, con los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en las ciudades orientales de Santiago de Cuba y Bayamo, respectivamente; Chenard fue designado para la  ocupación de la posta 3 de la primera de ellas.

Fracasado el intento se le encomendó transmitir la orden de retirada a Abel Santamaría Cuadrado en el hospital civil Saturnino Lora, misión que no pudo cumplir por resultar apresado, tras lo cual lo  torturaron y asesinaron. Su cadáver apareció en la granjita de Siboney, junto al de otros de sus compañeros. Al trasladarlos hacia allí la tiranía trató de justificar sus crímenes con la representación de un enfrentamiento que nunca se produjo.

 

 

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