Cruzada de libertad

Por Elizabeth K. Carvajal Suárez, estudiante de Periodismo

Los cubanos celebramos este 31 de enero, el aniversario 55 del comienzo de las inscripciones para participar en la  Campaña de Alfabetización que convirtió a Cuba, en el primer país de América Latina proclamado como territorio libre de analfabetismo.

Esta justa lucha inspirada en el pensamiento martiano de que “Ser cultos es el único modo de ser libres”, el interés del Gobierno Revolucionario y el de su líder histórico, Fidel Castro Ruz, tuvo que ser reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la que en 1965 declaró al 8 de septiembre como el Día Internacional de la Alfabetización.

En el año 2014 la UNESCO expuso varios de los motivos por los que resulta necesaria la erradicación de analfabetismo, razones coincidentes con las que motivaron el inicio de la Campaña Nacional de Alfabetización cubana, en 1961.

“La alfabetización es a la vez un derecho humano, un instrumento de autonomía personal y un medio de alcanzar el desarrollo individual y social. Las oportunidades educativas dependen de la alfabetización. Además, la alfabetización es el eje mismo de la Educación para Todos y resulta esencial para erradicar la pobreza, reducir la mortalidad infantil, frenar el crecimiento demográfico, lograr la igualdad de género y garantizar el desarrollo sostenible, la paz y la democracia. Existen buenos motivos para que la alfabetización desempeñe una función medular en la Educación para Todos“.

La Revolución naciente en enero de 1959, desde los primeros momentos de su posicionamiento en el poder resolvió terminar con este problema alarmante que sufría el país. Siglos de insuficientes servicios educativos legaron un total de un millón de analfabetos de más de nueve años de edad, que representaban un 23,6% de la población general analfabeta.

Respecto a la ciudadanía comprendida entre los 10 a 14 años, en la Resolución 07692 la Dirección General de Enseñanza Superior ofrecía angustiosos datos. En este rango de edades se sumaban al problema un 31,8% más de analfabetos, cifra que aumentaba hacia las zonas rurales en un 49%.

Estos argumentos resultaban de interés primordial para el Gobierno Revolucionario, de tal modo que, el 26 de septiembre de 1960,  durante su intervención en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz anunció un proyecto ambicioso, pero posible, consistente en que con la ayuda del pueblo, Cuba liquidaría el analfabetismo en solo un año.

Los propósitos fundamentales perseguidos por esta cruzada educativa, impulsada por personas con un promedio de edad entre los 14 y 16 años, fueron erradicar el analfabetismo, desarrollar la conciencia revolucionaria del pueblo y fortalecer la alianza obrero-campesina.

La batalla cobró fuerzas cuando, en mayo de 1961, denominado “Año de la Educación”, el líder de la Revolución Cubana expresó a los alfabetizadores: “Cuando ustedes hayan logrado esa victoria, entonces habrán logrado algo que no se puede destruir con cañones (…)”. Y eso precisamente lograron.

Así, el 5 de noviembre, se declaraba al municipio Melena del Sur, de la entonces provincia de La Habana, como el primer Territorio Libre de Analfabetismo en Cuba y América Latina. Semanas más tarde, el 22 de diciembre, en el desfile efectuado en la Plaza Cívica José Martí, en la capital cubana, el Doctor Armando Hart Dávalos, Ministro de Educación y presidente de la Comisión Nacional de Alfabetización (CNA), declaró al mundo que la Isla era Territorio Libre de Analfabetismo.

En el discurso de clausura, Fidel distinguió la labor del pueblo en la meta, que en principio parecía imposible, y señaló: “¡Qué vergüenza para el imperialismo, que en medio de la cruzada nos atacó! ¡Qué vergüenza para el imperialismo, cuyos esbirros a sueldo asesinaron maestros, asesinaron brigadistas Conrado Benítez y asesinaron brigadistas obreros Patria o Muerte!”

Los jóvenes fueron los protagonistas de este hito en la historia del continente. Al llamado de la Revolución marcharon en un contingente constituido por más de doscientos cincuenta mil alfabetizadores, lo que les valió ser sujetos perseguidos por los desafectos al proceso iniciado en 1959.

Esta campaña no fue una batalla fácil debido al permanente asedio de que en ciertas zonas del país fueron objeto algunos de aquellos entusiastas educadores que como, Conrado Benítez, Manuel Ascunce y Delfín Sen Cedré, fueron asesinados en vano intento por impedir el feliz término de la Campaña.