Tal y como se vaticinó, la Feria Internacional de Artesanía Fiart 2015 se caracterizó por su calidad, organización y belleza en la presentación de los stands, sobre todo los que ocuparon el bloque central (Pabellón C) que con una original réplica de la célebre Calle del Medio de la ciudad de Matanzas dio bienvenida a los visitantes con un diseño de lujo, llevado por los creadores de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (Acaa) y el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC) de esa provincia, a la que estuvo dedicado el evento junto con la manifestación de cerámica.
El éxito de esta gran expo-venta se debió, ante todo, a una más rigurosa selección de los productos que se comercializaron en los cuatro salones expositivos de Pabexpo, tarea principalmente asumida por el FCBC, institución encargada cada diciembre de su establecimiento con la participación de artífices de todo el país y el apoyo del Consejo Nacional de las Artes Plásticas y de la Acaa.
Como en años anteriores, las mayores palmas fueron para los muebles, con su infinidad de variedades que sobresalieron por su funcionalidad y perfección, como los llevados por la firma espirituana Sueños exclusivos, de los hermanos Jorge y Misael Sánchez, quienes a través del FCBC realizan mobiliarios en aluminio fundido con proyectos de grandes maestros de la plástica, además de los originales diseños de José Antonio Villa y Raiko Valladares, así como los de la firma Mont Serrat, la familia Velázquez, entre otros.
Asimismo deslumbraron las enormes ánforas en pieles de Luis Octavio Hernández, reconocido artista matancero que además tuvo a su cargo la observancia de este proyecto en el que trabajaron arduamente durante todo el año y cuya ejecución correspondió a tres colectivos de la Acaa: Vigía, de Cárdenas, que dirige el maestro Mauricio González Artiles, gestor de la alegórica reproducción de la Calle del Medio; Art Deco (arte decorativo), que encabeza Ángel Cabrera Franque, quien asumió la lujosa arquitectura de la galería Atenas; y Artesanías Calderón, con Eduardo Calderón Ley al frente, el cual acometió el espacio alusivo a Varadero.
La rigurosa clasificación de los artículos llevados por esa provincia —de la que se encargaron el FCBC y la Acaa allí—, permitieron el disfrute de otras manualidades, entre ellas las sublimes confecciones de Mariela Alemán y Oslaisi González, las cerámicas del taller de Osmani Betancourt (Lolo) y Manuel Hernández, así como infinidad de piezas de incuestionable factura, la mayoría utilitarias, producidas en maderas, fibras, semillas, textiles —donde se hizo sentir la ausencia de las consagradas creadoras Raquel y Karla Espín—, metales, orfebrería y miscelánea (conchas y caracoles).
Todo un universo de figuras, formas y colores que, además de una cautivadora colección de bonsáis, hizo que Fiart 2015 situara a Matanzas en el centro de esta edición.
Hubo propuestas para todos los gustos, aunque —como en otras cuestiones relacionadas con el comercio actual en Cuba—, la mayoría de ellas sobrepasaron con creces las posibilidades adquisitivas de la población, la que cada día repletó Pabexpo, principalmente por el placer de disfrutar de buen arte utilitario. Asunto sobre el que vale reflexionar, ya que esta feria puede erigirse en importante plaza para el enriquecimiento espiritual de las familias cubanas, entre las que proliferan “adornos” y otros objetos decorativos de muy mal gusto, lo cual influye notablemente en la formación del gusto estético.
Del resto del país igualmente hubo admirables trabajos en diferentes manifestaciones artístico-artesanales, entre las que valen mencionar las ya esperadas propuestas habaneras de la firma Freixas y Ana Luisa Leyva, con sus cubanísimas y originales confecciones, unidas a las atrayentes indumentarias de Jesús Frías (Chuchi), Tanya, Evimodas, Estampa, Leos, Hilda Rosa, Triel (Trinidad, tradición textil, de Elia M. Salavarría); las joyas de la colección El oro es mío, de Mayelín Guevara, las vasijas de Mayté y Richard, las piezas de Mayólica y Filigranas, de Carlos L. Puyalena, y el proyecto Manos, del FCBC. En este encuentro así mismo sobresalieron los trabajos de cestería, máscaras, muñecos, manteles y cofres; amén del espacio de la multipremiada Georgina Luisa Riveros, quien volvió a impresionar con sus vasijas de diseños variables, y con sus pinturas abstracto-figurativas; además de las ya célebres cerámicas de la familia Santander, de Sancti Spíritus.
Sin embargo, y como es lógico suponer en eventos como ese, no todo lo expuesto y comerciado tuvo la mejor calidad, como sucedió con algunos adornos florales —los más baratos y por tanto los más vendidos—, cuya falta de creatividad y la repetición de clichés recurrentes cada año, también precisan de mejor revisión.
En las variopintas muestras de cerámicas se evidenció la necesidad de estimular este tipo de producciones para que, como expresó Mercy Correa, del comité organizador, las personas puedan convivir con esas piezas. Tal situación motivó la convocatoria, durante la feria, de un concurso sobre esta manifestación.
Fiart 2015 además tuvo a su favor una mejor distribución de los espacios, que permitió mayor área para el tránsito del público, particularmente en el pabellón dedicado a Matanzas, a los muebles y a una exhibición de piezas de grandes maestros de la plástica insular, pertenecientes al Museo Nacional de la Cerámica, cuyo director Alejandro G. Alonso recibió un merecido homenaje por su larga trayectoria en favor del desarrollo de esta expresión.
Elogiados por el público también fueron los stands de las artesanías para el tabaco, de banderas cubanas —de Artex—, y de las cerámicas de talavera y vidrio reciclado, de México, así como los destinados a los textiles de la India, Perú, Guatemala y Colombia, y a las cerámicas de Haregu, Patrimonio Mundial de la Humanidad, de Bucarest, Rumania; aunque hay que señalar que entre algunos países extranjeros presentes continúan ofertándose elaboraciones provenientes de la industria, sobre todo de la textil y bisuterías, en contraposición a las afanosas manualidades de los nacionales.
En los fructíferos debates producidos durante el evento teórico El arte de la cerámica, de lo útil y lo estético, se destacó la ponencia de la prestigiosa especialista y crítica Helga Montalván, quien se refirió a la cerámica artística en las artes visuales de Matanzas.
Gracias a la ya tradicional y esmerada atención la prensa, a cargo de las incansables Norma Rodríguez, subdirectora de Promoción y Comunicación del FCBC, y Marlene E. Sánchez, de Relaciones Públicas de esa institución, fue posible realizar nues- tra labor en Fiart sin escollos y con buen suministro de información.
Manchas aparte, tuvimos una buena feria de artesanía artística que seguramente el venidero año nos sorprenderá con más opciones agradables.
Premios de Fiart 2015
Primer premio: Cerámicas (juego de vajilla), de Azariel Santander. Segundo y tercer lauros, respectivamente: conjunto de Mayólica y filigrana, de Carlos L. Puyalena, y al grupo de joyas El oro es mío, de Mayelín Guevara. Menciones: Luminaria Luvo, de Jorge L. Martínez, y Luminaria Fractt, de Sergio Armando Díaz Ocampo. Mobiliario: José Antonio Villa y Raiko Valladares. Confecciones: Ana Luisa Leyva. Mejores stands: Ensamble; Familia Calderón; y mención para el del FCBC, de Matanzas. También fue premiado el proyecto Naah, de Chile. El jurado estuvo integrado por la ceramista Julia González, la pintora Lesbia Vent Dumois y el diseñador Luis Ramírez. A la provincia de Cienfuegos y a la manifestación de textiles estará dedicada la próxima edición de Fiart. Azariel Santander recibió el primer premio del Concurso Nacional de Cerámica Utilitaria, convocado en esta cita.