Particularmente convocado para debatir el informe de la comisión Cultura, Turismo y Espacios Públicos, el Consejo Nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), efectuado el pasado viernes en la capital, devino vehemente escenario de reafirmación patriótica y revolucionaria.
La enérgica filiación del plenario con la defensa de la identidad de la nación y con la política cultural de la Revolución se exacerbó tras la lectura de una declaración de principios del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), sobre lo ocurrido en la sala Fresa y Chocolate, donde en un encuentro de cineastas se produjo “la intromisión de mercenarios en un espacio de la cultura y de los creadores revolucionarios.
“No podemos permitir que la contrarrevolución se mezcle con nuestros artistas en el espacio de libertad y diálogo fundado por la política cultural de la Revolución, desde Las palabras a los intelectuales, de Fidel”, dijo el reconocido intelectual y presidente de la Uneac, Miguel Barnet, al comienzo de este encuentro que tuvo como sede la sala Bertolt Brecht, con la presencia, además, de Abel Prieto Jiménez, asesor del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, y Julián González, ministro de Cultura, entre otros directivos de esa entidad, así como del Ministerio de Turismo y de Nereyda López Labrada, secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura.
Luego de la lectura del informe sobre Cultura, Turismo y Espacios Públicos, por la musicóloga Alicia Valdés Cantero, presidenta de la comisión encargada de realizar las investigaciones sobre este asunto, los integrantes del foro analizaron las múltiples deficiencias que entorpecen la relación cultura-turismo, esencialmente en lo concerniente a la promoción de auténticos valores y la proyección de planes que permitan desarrollar un turismo cultural responsable a partir del potencial existente en este archipiélago en la casi totalidad de las manifestaciones artísticas.
Se trata de poner ese fuerte movimiento artístico en favor del enriquecimiento espiritual de quienes nos visitan, con el fin de que nos conozcan mejor, y no crear en ellos signos de confusión mediante imágenes distorsionadas de la realidad, como muchas veces sucede en la labor que desempeñan los animadores artísticos en importantes instalaciones hoteleras y entre buena parte de los guías de turismo.
“No hay nada más patético que disfrazarnos de lo que quisieran los turistas ver en nosotros. El seudofolclor. Disfrazarnos de nosotros mismos… Una comunidad puede terminar siendo una caricatura para el consumo de esa aventura kitsch que se pretende que sea el turismo”, dijo Abel Prieto, quien exhortó a articular un pensamiento de vanguardia anticolonial.
El concepto esencial es ofrecerle al turismo lo mejor de nuestra cultura y “no hacer cultura para el turismo”, como expresó la doctora Graziella Pogolotti durante una de las intervenciones más incisivas, entre ellas la referida al uso de nombres en inglés para señalar establecimientos del sector privado de la economía. “Uno de los elementos fundamentales de la identidad —precisó— es el idioma, y eso, compañeros, hay que defenderlo, porque pensamiento y lenguaje están indisolublemente ligados”.
Otras cuestiones debatidas en la reunión —breve y objetiva— estuvieron relacionadas con una alianza estratégica entre los ministerios de Cultura y de Turismo, con apoyo de la Uneac, lo cual evitaría, además, situaciones como el desconocimiento de lo que se difunde culturalmente en las entidades privadas, entre ellas, las paladares donde actúan grupos musicales y humoristas, y se ofrecen cursos de baile y de música para los turistas.
Igualmente se abogó por sacar a los paseantes extranjeros del ambiente hotelero y llevarlos a las instituciones culturales en las que se atesora lo mejor de la cultura cubana. Nilso Acosta, vicepresidente del Consejo de Patrimonio Cultural, recordó que en Cuba existen 316 museos que “funcionan coherentemente”, y pueden ponerse a disposición del turismo. Sin embargo, según Jesús Guanche, presidente de la Fundación Fernando Ortiz, medio centenar de esas instituciones municipales y provinciales pudieran desaparecer en breve si los gobiernos a esas instancias no intervienen para salvarlas.
Medulares planteamientos fueron los del ensayista e investigador Desiderio Navarro quien apuntó, entre otros asuntos, la ausencia de un análisis marxista de la cultura comercial y la peligrosa tendencia de ofrecer al turismo una imagen de la Cuba de los años 50.
El Consejo Nacional de la Uneac devino conmoción de ideas en favor de la defensa de nuestra cultura.