Por Iveett Valdés Betancourt
Justo en los límites entre la provincia más joven de Cuba y la capital del país radica el Centro de Isótopos ( Centis), cuya actual sede fue inaugurada en diciembre de 1995, aunque su creación se remonta a 1988.
Acerca del trabajo y los resultados de esa institución, la cual obtuvo este año la categoría Vanguardia Nacional, conversó René Leyva Montaña, ingeniero químico nuclear, Máster en Radioquímica, director de producción del Centis y uno de sus fundadores.
Tres líneas fundamentales ocupan a los 163 profesionales que se desempeñan en esta entidad: “una se refiere a la producción de generadores isotópicos, otra a la elaboración de soluciones radiactivas y la tercera a la realización de medios de diagnóstico. Además, se incluyen los servicios especializados que se brindan a varias instituciones de la salud.
“La mayoría de nuestros productos se destinan al uso en el sistema sanitario cubano y en los departamentos de medicina nuclear que actualmente funcionan.
“El generador de Molibdeno-Tecnecio 99 metaestable sobresale entre los más significativos, a partir de este se obtiene una solución radiactiva de tecnecio 99 metaestable, la cual, al mezclarse con los juegos radiactivos liofilizados (que también se producen aquí), se convierten en un inyectable empleado en diferentes estudios de diagnóstico a los pacientes oncológicos y a los aquejados de insuficiencias crónicas. Así se garantiza el funcionamiento de muchas salas de medicina nuclear”, explica.
Por otra parte, el servicio de determinación de analitos contribuye a cubrir las deficiencias que existen con algunos equipamientos en el sistema de salud, subraya Leyva Montaña. “Consiste en recolectar muestras de sangre y después los estudios hormonales (fundamentales en este tipo de pesquisas) se realizan acá; los resultados se entregan en menos de 15 días a los hospitales”.
También entre las producciones destacadas se incluyen los juegos de reactivos liofilizados, “que son un componente utilizado en los estudios de medicina nuclear”.
La mayoría de los diagnosticadores clínicos; el yodo 131, fundamental para el tratamiento de tiroides; y todos los hemoclasificadores que se utilizan en la nación se deben a esta institución científica.
Las investigaciones no clínicas para el desarrollo de productos biotecnológicos constituyen otra esfera en el trabajo del Centis y “se refieren a todas las que no poseen un uso directo en los pacientes y se hacen en animales, pero sirven para estudiar otros productos nuestros”.
En este sentido, “se distingue el área de estudios de farmacocinética y distribución para el desarrollo de nuevas biomoléculas. Nosotros estamos trabajando en las investigaciones del Nimotuzumab, un anticuerpo monoclonal; le buscamos aplicaciones desde el punto de vista de la medicina nuclear, ya sea en forma de juego de reactivos liofilizados o para la radioinmunoterapia (ciclo combinado de la radioactividad con las características inmunoquímicas de esa sustancia)”, precisó.
“El ensayo no clínico de productos como el Nimotuzumab y el Heberprot-P se realizó en el Centis. Esas pruebas resultan muy caras si se efectúan en el exterior, aquí su costo es menor”.
En cuanto a las prestaciones que la institución provee se cuentan igualmente la calibración de activímetros, equipos que miden los niveles de radiactividad; “se realiza también el control de hermeticidad de fuentes radiactivas. Se brindan servicios de protección radiológica, lo cual está asociado a las personas y a los lugares donde se utilizan las radiaciones ionizadas.
“Además, nos encargamos de la transportación de material radiactivo, somos el único centro cubano que tiene autorización para efectuar tal labor; contamos con los vehículos licenciados y preparados. Los choferes están capacitados para esas funciones”, agrega el máster.
“También hacemos la mayoría de los medios de blindaje y protección contra las radiaciones que se usan en Cuba. Según la cantidad de actividad que tenga el preparado, así será el blindaje de plomo. En nuestro taller de maquinado elaboramos los moldes hasta darles la forma final. Estos se utilizan para fabricar los contenedores que sirven de blindaje a los elementos radiactivos. Nosotros recuperamos los blindajes (en los hospitales y los que vienen a materia prima) y con ellos hacemos los nuevos contenedores. Esto implica ahorro económico”, enfatiza Leyva Montaña.
Los logros que actualmente muestra el Centis son fruto del ingenio de sus ingenieros, licenciados con perfiles nucleares y técnicos medio en química industrial y metrología. “Muchos tienen grados científicos, son másteres y doctores. Vinculamos a los recién graduados universitarios a un tema investigativo para que de ese modo eleven su calificación y puedan realizar sus maestrías y doctorados.
“Aquí la investigación se sustenta en proyectos del Programa Nacional de Desarrollo del láser y otras sustancias, también en el Programa de Desarrollo a través del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA)”, subraya.
Garantizar la seguridad de quienes laboran en los laboratorios es esencial. “Las áreas donde trabajamos con sustancias radiactivas tienen características de construcción especiales: el piso es de linóleo, las terminaciones son sanitarias, las paredes están cubiertas con pinturas epóxicas y hay requisitos especiales de iluminación.
“Cuando se accede a estos espacios todas las personas deben vestir batas y portar el dosímetro para el control de las radiaciones. Existe un punto de control: cada vez que se ingrese hay que medirse para comprobar que no exista contaminación radiactiva.
“En la zona controlada se manejan los mayores niveles de radiactividad que se manipulan en Cuba. La protección es máxima: se usan ropas y zapatos especiales, se emplean guantes todo el tiempo. También hay un equipo de medición y control de la contaminación, duchas, sustancias descontaminantes y puntos de comunicación con la sala de control para manejar cualquier incidencia que pueda ocurrir. Asimismo, contamos con medios de protección tecnológica: la celda caliente, la caja de guantes y las campanas radioquímicas.
“Al respecto agrega el director de producción del Centis que cada año los empleados, ocupacionalmente expuestos, se someten a exámenes médicos y “quienes trabajan directamente con yodo 131, cada vez que culmina un proceso productivo, pasan por un control de contaminación interna que se realiza en el Centro de Protección e Higiene de las Radiaciones; en caso de que se detecte algún exceso en el límite de incorporación de elementos radiactivos, se detiene la actividad de ese operador y se le asignan otras funciones hasta que recupere los niveles normales”.
¿Cómo aseguran la calidad de las producciones?
“El Centis tiene un sistema de calidad amparado por las buenas prácticas de producción y algunas áreas de los laboratorios de análisis están certificados por las normativas ISSO.
“Estamos sujetos a constantes inspecciones por parte del órgano regulador cubano, el Cecmed (Autoridad Reguladora de Medicamentos de la República de Cuba) y, además, recibimos controles del órgano regulador radiológico que es el Centro Nacional de Seguridad Nuclear.
“Combinando el cumplimiento de las medidas de seguridad radiológica y las concernientes a los medicamentos, el nuestro resulta un sistema bastante amplio y profundo de calidad. Cada producto sale con todos los análisis e inspecciones requeridas”.
¿Desafíos?
“No todo es felicidad, hemos tenido algunos problemas productivos que se han ido solucionando y esperamos que 2015 concluya con buenos resultados. El plan para el cierre de año es bastante tenso, pero hasta ahora están garantizadas todas las condiciones materiales. Las tensiones para cumplir radican sobre todo en el arribo a tiempo de las materias primas al almacén; estas llegan semanalmente. Los contratos existen y todo se ha garantizado, pero pueden suceder imprevistos”.
“La otra cuestión es la relacionada con el estado de nuestras instalaciones que ya tienen varios años de antigüedad, algunas las estamos modernizando, pero puede suceder alguna rotura que nos atrase las producciones. Sin embargo, lo que depende de los trabajadores del centro está garantizado y hay compromiso de todos con el cumplimiento de los planes”.
¿El Centis dos décadas después?
“Este centro y sus instalaciones son únicas en el país. Veinte años es un tiempo bastante considerable durante el cual hemos incrementado nuestra cultura y buenas prácticas productivas, así como la capacitación de nuestro personal (tanto en Cuba como en otras naciones). Hemos tratado de diversificar nuestras producciones y esperamos, en un lapso de 2 a 3 años, contar con productos nuevos en la cartera del centro.
“Estamos trabajando en ese sentido, existen proyectos para adquirir nuevas instalaciones y modernizar otras de acuerdo a los requerimientos de buenas prácticas; para ello contamos con el financiamiento de un crédito bancario a través del CITMA y bancos cubanos. La cooperación con el Organismo Internacional de la Energía Atómica también nos permite acceder a equipamientos que son costosos, pero que entran como donativos al país.
“El Centis se autofinancia con los ingresos derivados de las exportaciones. Exploramos diferentes mercados en la región y así hemos incrementado la distribución de nuestros productos en más de 7 naciones”.
Señores CENTIS, tenemos interés en conocer su portafolio de productos para Medicina Nuclear con el propósito de estudiar la posibilidad de importarlos a Colombia.
Estamos interesados en Fósforo Coloidal P-32, Yodo Radioquímico concentrado 1Ci/1mL para encapsular capsulas I-131, Metayodo.
Agradecemos su atención
Cordial saludo,