“En mi trabajo, en general, pretendo mostrar todo lo que está a mi alcance o a mi alrededor, mezclado con sentimientos, acciones y problemas sociales”. Bajo tales premisas trasciende la obra del joven artífice de la plástica Sanlly Viera Alarcón (Matanzas, 1985), quien con el título de Así somos… expone su obra más reciente en el Palacio de los Torcedores, como parte de los festejos de la Central de Trabajadores de Cuba por el 20 de Octubre, Día de la Cultura Nacional.
Los temas de sus cuadros generalmente echan anclas sobre la variopinta urbanidad capitalina, para recrear arquitecturas, calles, interiores y multitudes a través de formas que en última instancia buscan encontrar asidero en los recuerdos personales del artista y en sus múltiples valoraciones en torno a la sociedad insular contemporánea. Se trata de imágenes, etéreas y cerradas, que conquistan las fronteras del espacio (lienzos y cartulinas de pequeños, medianos y grandes formatos) sobre los que el trazo del pincel discurre con total seguridad, realzado por manchas, chorreados y tonos transparentes. Ellos traslucen la intención del creador al plantearse la pintura no solo como un acto de investigación y ensayo in situ, sino también como una operación plástica que intenta reducir los objetos a elementos artísticos esenciales, con perspicaces nociones de presencia y ausencia, y resaltando las relaciones entre figuras y fondos, entre los que sobresalen majestuosos cielos tropicales con excelente factura.
Así somos… hurga en asuntos relacionados con nuestra forma de ser y de actuar, en la cultura e idiosincrasia del cubano de estos tiempos, en sus alegrías y tristezas, en sus ilusiones y adversidades existenciales. En estos discursos pictóricos el color —amén del audaz tratamiento de las sombras por imponerse a la luz— asume sorprendente protagonismo, además de la variedad en los empastes y el dominio de la síntesis, ejercicio en el que sobresale un acentuado uso de los pigmentos fuertes y contrastantes, así como el eficaz acento del lenguaje mediante el efecto cromático del negro.
De ahí que nuestra conciencia —léase espiritualidad— igualmente puede recrearse en el sentido impresionista, en el equilibro y la armonía, además del amplio colorido de estas iconografías, el cual incluye todas las gamas desde las más luminosas hasta las más lúgubres. En los cuadros de Sanlly el dibujo y el color devienen poesía y sostén de valores que les adjudican indiscutible significado cubanísimo y universal.
Durante el acto de inauguración de la exposición, el reconocido artífice del lente Heriberto González entregó al director del Museo Palacio de Torcedores, Reymundo Estrada, un conjunto de fotografías relacionadas con el tema del tabaco, una de ellas premiada en el Concurso Habanos en Imágenes. Este colega labora como fotorreportero en nuestro semanario y es acreedor, entre otros lauros, del primer premio, primera mención y premio colateral otorgado por la Uneac en las ediciones 18ª, 16ª y 19ª, respectivamente, de la Bienal Internacional de Humorismo Gráfico; primer premio en el Concurso Internacional Habanos en Imágenes (2013); además de varios galardones consecutivos en el Concurso Fernando Chenard Piña de la Upec; así como mención en el Concurso 26 de julio de la Upec (2012) ; y primer premio de fotorreportaje en el concurso ramal Ricardo Sáenz (2015).
Asimismo, el joven pintor Francis Francis Fernández Trujillo, graduado de la academia de San Alejandro en el año 2004, con más de 20 exposiciones personales e igual número de colectivas, hizo entrega al director de la mencionada institución de una serie de piezas de pequeño formato (acuarelas, tintas y collages sobre cartulinas) en las que sobresale la fusión del dibujo académico, la abstracción y la figuración expresionista con una síntesis dramática del trazo y el uso minimalista del color.
En estos trabajos, el artista ofrece su visión lírica sobre el legendario universo de la industria del tabaco, desde su cultivo y cosecha hasta la emblemática labor de los torcedores, entre cuyas manos se amasa uno de los productos más alegóricos de nuestro país, estrechamente vinculado con las luchas de emancipación del proletariado cubano. Luego de su exitosa muestra en el Palacio de Torcedores, el artista actualmente expone parte de sus obras en el Memorial José Martí bajo el título de Destellos de Cubanidad, concebida en ocasión del Día de la Cultura Nacional.