Estamos aquí para edificar un trono para la paz, no un pedestal para nosotros y nuestras religiones, subrayó el reverendo Pablo Odén Marichal al pronunciar las palabras inaugurales del Encuentro Internacional por el Diálogo Interreligioso y la Paz Mundial, que desde hoy y hasta el próximo domingo 18 de octubre sesionará en La Habana.
En una brillante intervención, Odén Marichal significó que solo con intenciones convincentes se puede desterrar la guerra. “La paz hay que construirla desde las personas, las familias, las comunidades y las naciones, pero hay que apoyarse en convicciones éticas y morales acerca de la paz”.
En la apertura del evento —al que asisten 30 invitados extranjeros de 12 países y alrededor de 500 personas, en representación de las diversas denominaciones religiosas y asociaciones fraternales— Odén Marichal aseguró que la guerra no es una opción de las personas pacíficas, sino una insensatez de los que las promueven, de los guerreristas, de los terroristas y de los que se entrenan para ello.
Dijo que la paz constituye un asunto esencial en la agenda de todas las religiones, de las personas de fe, las de buena voluntad y de las que aspiran a un mundo de justicia, equidad y desarrollo armónico, en fraternidad y solidaridad entre los seres humanos.
“La paz no la alcanzaremos si la concebimos como algo externo a nosotros. Cada uno de nosotros y nosotros estamos involucrados en la tarea de alcanzar la paz, la paz de mi persona, de mi familia, de mi comunidad, de mi nación y de mi mundo, observando que no habrá un mundo de paz si arrebatamos a otras personas la paz; no habrá un mundo de justicia si negamos a otros la justicia; no habrá un mundo de libertad, si despojamos a otros de su libertad”, sentenció el religioso e intelectual cubano.
Durante la primera sesión intervino también Mohammed Mutkhan Al Ruwaili, representante de Arabia Saudita, quien brindó a los asistentes una visión islámica sobre la paz.
Los saludos como Dios nos enseñó en el Islam, “que la paz sea con ustedes” —aseveró—, y a continuación expresó que esta religión ha hecho énfasis en difundir la paz entre todos los pueblos y civilizaciones.
El Islam dignifica al ser humano y no lo hace por consideraciones de color, religión o raza, y esto lleva al respeto por los derechos humanos en general, sentenció.
La jornada matutina de este viernes incluyó un pequeño material audiovisual (grabado), con un mensaje del destacado intelectual brasileño y fraile dominico Frei Betto, quien esta propia semana recibió la condición de Doctor Honoris Causa en Ciencias Políticas de la Universidad de La Habana. Asimismo, quedó inaugurada una exposición gráfica sobre la diversidad religiosa cubana.
A continuación se inició el trabajo de los paneles, dedicados a los temas La paz mundial y la lucha contra el terrorismo; La mujer religiosa actual: metas y desafíos, y El diálogo interreligioso como acción por la paz.
Estuvieron presentes en la primera jornada Caridad Diego Bello, jefa de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido; Miriam García, directora de Asociaciones del Ministerio de Justicia; Silvio Platero, presidente del Movimiento Cubano por la Paz y la Soberanía de los Pueblos; así como integrantes del cuerpo diplomático acreditado en Cuba y líderes de diversas denominaciones religiosas y asociaciones fraternales.
El evento ha sido organizado por la Plataforma Interreligiosa Cubana (PIC), fundada desde el año 2011 con el objetivo de defender la causa de los Cinco cubanos que durante más de 10 años guardaron prisión en cárceles norteamericanas por luchar contra el terrorismo. Hoy felizmente de regreso en la Patria.
La PIC es expresión integral del diálogo heterogéneo y la libertad religiosa en Cuba, dentro del respeto a la diversidad y pluralidad religiosa, social y cultural, y alrededor de proyectos e ideas comunes, que procura la unidad y el amor fraternal entre todos los seres humanos y reconoce que los diferentes caminos de la fe, las religiones, las familias, las comunidades , los pueblos y las naciones desempeñan un papel insustituible en la creación de un mundo de paz.