Anoche acabó el Carnaval de La Habana. Público hubo mucho: miles de personas asistieron a los desfiles de comparsas y carrozas, bailaron en las plazas, compartieron con familiares y amigos hasta altas horas de la noche. Comida y bebida también hubo; habría que señalar, claro, que los precios todavía son elevados y que en ocasiones no están en correspondencia con la calidad de la oferta, pero en sentido general, se bebió y se comió. Hubo refuerzo en el transporte público, así que la gente no pasó mucho más trabajo que el cotidiano para regresar a sus casas. Hubo amplia cobertura policiaca, así que se respiró tranquilidad, más allá de puntuales altercados…
Acabó el carnaval, y cómo no, los asistentes la pasaron bien. Eso se espera de una fiesta popular. Pero el Carnaval de La Habana todavía no es el suceso artístico que podría ser. Aunque hayan participado orquestas de primera línea. Aunque los integrantes de las comparsas se hubieran comprometido con todo en sus presentaciones. Aunque organizativamente las cosas funcionaran.
Al Carnaval de La Habana le falta vuelo, contundencia estética, vocación creativa. Los festejos de Remedios, Camajuaní, Chambas o Bejucal todavía tienen mucho que enseñarle a la convocatoria capitalina, al menos desde el punto de vista de la espectacularidad de la propuesta.
Solo hay que ver las carrozas. ¿De verdad en La Habana no hay recursos para diseñar carrozas más vistosas? Sin desdorar el empeño y la capacidad de los organizadores de los carnavales en todo el país, las carrozas de La Habana tendrían que ser las más fastuosas de Cuba. En algún momento, hace algunas décadas, lo fueron. Pero la tradición naufragó y cuesta mucho sacarla a flote.
Hay que asumir al Carnaval de La Habana como la fiesta de toda la ciudad. Y todas las empresas y entidades de la urbe tendrían que contribuir a su concepción y desarrollo. Hay que convocar a los mejores artistas, a los mejores diseñadores. Hay que rescatar concursos y competencias que garanticen el realce de la fiesta. Potencial hay.
Los recursos pueden aparecer, sobre todo si se apuesta por el trabajo colectivo. Los habaneros se merecen un carnaval más hermoso, como aquellos de antaño, auténticos acontecimientos del arte popular.
es real hoy los carnavales no tienen nada que ver con los de los años 80, despues del periodo especial nunca más he visto un verdadero carnaval, las carrozas cono suelen llamar no se parecen en nada a las de aquellos años, recuerdo en años atras, a veces no podias ver bien el espectaculo que realizaba las parejas de las alturas de la carroza por lo altas y luminosas que eran hoy en dia no sirven y de la gastronomía actual ni hablar, si no tienes CUC olvidate de los carnavales, esperamos que algun dia se realicen como eran antes de los años 80, sus bonitos paseos, sus lujosas carrozas y comparsas, con los palcos cuando reservabas,etc
Los carnavales los han dejado caer quienes deben organizarlos, ni se corresponden con las tradiciones (incluida la fecha en que se realizan, que eran en nuestra primavera), ni tienen el estilo que debe tener el carnaval de la capital de un país como cuba con tantas tradiciones y génesis culturales asociadas y autóctonas. Lo que ocurre hace algunos años en menos que una verbena de pueblo. ya no existen de forma paralela los bailables de las mejores orquestas del momento que de forma simultánea, tocaban en una carroza y en algunas de las plazas bailables habaneras, solo lo hacen en ocasiones y como tal se provocan las aglomeraciones y los trastornos del orden lógicos a las mismas. ya las plazas bailables se han olvidado: Plaza Roja, Anfiteatros de Marianao, de Guanabacoa, Parqueo del Latinoamericano, Parque El Curita y otros en Arroyo Naranjo, La Lisa etc. ni se mencionan, todos las orquestas tocan en lugares cerrados (donde hay mayores posibles de dividendos económicos) y los abiertos son por excepción. Desde la década del 70, cuando los carnavales habaneros se trasladaron hacia julio-agosto empezó la caída.
Al carnaval le faltan tradiciones que lo marcaron como un gran suceso, le falta lo que algunos llaman, «espectaculo».
Yo sigo prefiriendo los carnavales de antaño, cuando se seleccionaba la Estrella y sus Luceros, tradicion esta que movia a todo el pais y tradiciòn que no se debiò perder nunca.
No habia en Cuba carnaval sin estrellas ni luceros.
Què pena..los carnavales ahora sòlo se han convertido en fiestas populares, Ron, cerveza y pan con lechòn y ahi està el carnaval..
Estoy totalmente de acuerdo con Ud. Yuris, yo fuí bailadora de carroza en los años 73,74 y 75 (Carroza del ICP) y no es por nada, aquello si eran carrozas, el sábado pasado pase por la entrada del túnel de la Habana y estaban parqueadas por un costado como quien va para los muelles y me dió una nostalgia, aquello estaba deprimente, falta de colores, de diseños, chiquitas, para que seguir contando, yo creo que se debe rescatar las tradiciones,cada Ministerio tenía una carroza que los representaba y apoyaba, incluso los paseos eran mas largos, no sé pero cualquier carnaval en otra provincia en estos momentos están mejores que los de la Capital, creo que podemos crecernos y no perder nuestras tradiciones
Lo que hay que hacer es que los carnavales se hagan en la fecha que corresponde (febrero – marzo), en frio y no en calor, sean hechos por habaneros y aquellos que sepan revivir las tradiciones reales de la habana. Estos carnavales eran internacionales, venian turistas a verlos, recatar el apadrinamiento de sindicatos y ministerios para las carrozas y comparsas. Sin minimizar ni ofender, los carnavales de la capital actualmente estan muy por debajo de los de cualquier otra provincia. Lean en la historia
Presupuesto hay para carrozas pues los sindicatos tienen fondos para eso y mas pero la desviacion de fondos esa no se la quita nadie. Ojala este articulo les sea provechoso a todos los que tienen que ver con ese espectaculo capitalino que es el mas grande del año y mas popular con precios altos y todo. El año entrante debe verse unas carrozas merecedoras de pasear po el malecon, porque estas son peores que las que salieron en pleno periodo especial.