“Cualquier persona, no importa la edad, está en riesgo de aspirar accidentalmente cuerpos extraños, pero sin duda son los pacientes pediátricos los más vulnerables”, tal es la valoración del doctor Francisco Macías Fonseca, especialista de primer grado en Otorrinolaringología, quien acumula cerca de 30 años de experiencia en el hospital pediátrico sur de Santiago de Cuba.
“No podemos olvidar que por su corta edad niños y niñas desconocen el peligro y tienden a explorar ávidamente su entorno llevándose instintivamente diversas cosas a la boca, la nariz o al oído, además de eso no siempre la familia educa convenientemente a los infantes para que aprendan que mientras se está comiendo, no importa el alimento que sea, o cuando se tiene algún objeto en la boca, ni se corre ni se juega.
“Esa debía ser una de las primeras normas elementales para enseñarles a los pequeños de casa, así se evitarían infinidad de accidentes por presencia de cuerpos extraños alojados en cualquiera zona: óptica, nasal, esófago, vías digestivas y bronquial, esta última la más peligrosa y mortal de todas”.
Según revelan estadísticas acopiadas en el servicio de otorrinolaringología del Infantil sur, único hospital pediátrico con esta especialidad en la provincia santiaguera, como promedio mensual se registran allí más de una veintena de casos con esta urgencia médica, número que se incrementa notablemente en el período vacacional.
“La pasada semana, acota la doctora Margarita Álvarez Fundicheli, uno de nuestros residentes atendió durante su guardia a siete niños con cuerpos extraños, cifra que debe asumirse como alerta”.
Después de la tempestad no siempre viene la calma
Según el sitio donde se alojen, los cuerpos extraños desencadenan infinidad de complicaciones.
“Si es en el oído puede haber inflamación del conducto auditivo externo, precisa la doctora Álvarez Fundicheli, especialista de primer grado en Otorrinolaringología, perforación de la membrana timpánica, o en el peor de los casos discontinuidad de la cadena de huesecillos con trastorno de la audición, incluida la sordera.
“En vías digestivas son posibles las perforaciones, las fístulas, la periesofagitis (inflamación del esófago) y en el caso de menores de un año podría traer consigo la muerte súbita por paro cardiorespiratorio.
“Pero el peligro mayor se concentra en los cuerpos extraños bronquiales con tres estadios básicos: cuando el paciente siente que se asfixia, hace un cuadro aparatoso de tos y se pone cianótico: ahí puede ser que fallezca ante la imposibilidad de respirar, o bien que expulse el objeto, o que desafortunadamente este vaya hacia uno de los bronquios.
“He ahí la etapa crítica, señala enfático el doctor Francisco Macías Fonseca, profesor auxiliar de Otorrinolaringología, la familia no puede pensar que llegó la calma y todo pasó, por el contrario, es ese el momento crucial, en el que con más premura hay que acudir al médico, principalmente si se trata de semillas: frijoles, maíz, maní, mamoncillo, tamarindo, anón…
“Si dejan al pequeño en casa sobreviene inevitablemente una neumonía, o un enfisema (aire en el pulmón), una atelectasia (colapso del pulmón por falta de aire), o absceso pulmonar, y tristemente la muerte”.
Prevenir para no lamentar
“Es preciso que las personas mayores responsabilizadas con el cuidado de los niños y niñas estén muy pendientes de ellos en toda ocasión, precisa la doctora Noelia Fonseca Montoya, también especialista de primer grado en Otorrinolaringología del Infantil sur de Santiago de Cuba, supervisando con celo el consumo de caramelo, mamoncillo, maní y de cualquier alimento con semilla.
“Entre los seis y 12 meses de edad, período en el que se desarrolla la pinza digital, es decir, agarrar objetos con los dedos índice y pulgar, es necesario extremar la observancia, no dejar objetos pequeños dentro del perímetro en que se mueve el bebé, y alejar de él todo lo que pueda ser absorbido con facilidad, pues en este período el instinto de succión está siempre latiente”.
La puesta en práctica de estas reglas básicas es la más ideal prevención contra los cuerpos extraños en boca, nariz u oído de los infantes, no obstante la vida demuestra que en múltiples ocasiones el descuido hace mellas en la tranquilidad de miles de familias cubanas, para las cuales vale el conocimiento de ciertos procederes.
“Cuando hay cuerpos extraños en la garganta no se recomienda comer pan, boniato, u otro alimentos sólido, sino acudir al médico, aconseja el doctor Macías Fonseca, en el caso de cuerpos animados dentro del oído (mosquitos, moscas, cucarachas…) aplicar unas gotas de aceite a temperatura ambiente, para inmovilizar al insecto, e inmediatamente ir al especialista.
“Si el caso es de asfixia por alguna semilla recomendamos colocar al paciente boca abajo y darle algunas palmadas fuerte por la espalda, si no procediera esa posición entonces sentarlo y hacer compresión, poniéndose detrás del paciente, apretando con fuerza y hacia arriba por la zona debajo de las costillas, procurando que expulse aquello que le impide respirar.
“Estas son técnicas que pueden dar resultado, e insisto en el término, pueden dar resultado, pero reiteramos, lo mejor siempre será prestar toda la atención requerida a los menores para evitar cuerpos extraños que sin duda son un peligro mortal”.
Acerca del autor
Periodista cubana. Máster en Ciencias de la Comunicación. Profesora Auxiliar de la Universidad de Oriente. Guionista de radio y televisión.
Todos los cuidados que se tengan con los niños son pocos, hay que, mantener alejados todo lo que constituya un peligro potencial para ellos ,y los padres darles a los bebes pan, boniato, plátano u otro alimento duro, pero antes de que el niño se trague el objeto.
Decen que los accidentes no son tan accidentales pero los niños no tienen experiencias de la vida y los he visto tragar anoncillos y otros objetos, tomar luz brillante, comer cucarachas, pegarse el cable de la corriente, arregirdarse de una carretilla, un camión. etc., etc., etc. ¿Donde están los padres? fijense no dije la madre o la mamá como decimos a veces: los dejan solos, con vecinos, abuelos, visabuelos, que ya criaron a sus hijos y tienen que seguir criando (a veces los abuelos quieren), con personas irresponsables que a veces hasta han violodos a niñas y niños. La Constitución de la República e Cuba dice que la responsabilidad de los hijos es de los padres.