Desde el 2011 –cuando comenzó la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social de la Revolución en Cuba- hasta la fecha, en la provincia de Las Tunas se han electrificado 66 comunidades que agrupan 61 mil 69 familias.
Y Molinet, comunidad rural del municipio de Puerto Padre, es una de esas, por ello en estos días, de sol refulgente y altas temperaturas, sus vecinos andan henchidos de alegría, pues la electrificación del barrio era un viejo anhelo que ahora disfrutan a plenitud.
“Es tremenda tranquilidad para las 271 familias que viven en la zona. Ese era el planteamiento histórico de la comunidad”, confirma Mauro Cuenca Zaldívar, presidente del Consejo Popular número 6, denominado La Viste, a la que está adscripto ese poblado.
Y Omilton Rodríguez Rivas, director de Inversiones de la Empresa Eléctrica de Las Tunas, explica que el costo de la obra ascendió a 164 mil 800 pesos, recursos financieros que permitieron la construcción de 2,4 kilómetros de líneas primarias y seis de líneas secundarias, instalar 12 transformadores y levantar 153 postes de hormigón.
El final de las tendederas
“Aquí la totalidad del servicio se recibía a través de tendederas, que no garantizaban la calidad del servicio. Ahora, además de las viviendas, los beneficios llegaron a la escuela, el consultorio médico, el mercadito comunitario del Sistema de Atención a la Familia (SAF), el círculo sociocultural y otras instituciones”, argumenta Mauro.
“Antes habían solo dos transformadores y dos metrocontadores. El cobro del consumo se hacía por un estimado. Teníamos que pagar mucho y el voltaje no era bueno”, dice Jorge Luis Díaz Suárez, un joven de 29 años nacido y criado en el lugar.
Jorge Luis cuenta del ingenio popular, riesgos al margen, para procurarse un poco de luz: “Los cortocircuitos eran frecuentes, pues las tendederas tenían alambres de cualquier tipo: de aluminio, cobre y hasta de los que usan para los tendidos telefónicos. Había lugares en los que estaban tan bajitas que impedían el tránsito de los carros y hasta las personas debían agacharse para pasar.”
Rememora que similar situación presentaban los postes que sostenían el tendido: “Eran utilizados rieles de vías férreas, tubos de aluminio empleados en regadíos, madera… La gente ponía lo que tuviera al alcance. Es cierto que no hubo que lamentar accidentes fatales, pero el peligro acechaba constantemente.”
La luz hace la magia
El propio Jorge Luis reseña los múltiples obstáculos que enfrentaba la familia: “Las lámparas frías normalmente no encendían; los refrigeradores sufrían mucho y sus máquinas se dañaban; en mi casa hasta los bombillos ahorradores se fundían frecuentemente y cuando en horas de la tarde todo el mundo se ponía a cocinar aquello era una odisea con el voltaje.”
“Esto es como de la noche a la mañana”, exclama emocionada Eloisy Suárez, la mamá de Jorge Luis, mientras abre el refrigerador para brindar una refrescante bebida que calma la sed y mitiga el calor del mediodía, en acto que es constancia real de la mejoría.
“Ahora puedes ver la televisión a cualquier hora, cocinar sin preocupaciones agregadas, dormir a piernas sueltas usando el ventilador. Nada que todo es mejor que antes”, enfatiza Eloisy.
Otros horizontes electrificados
El Presidente del Consejo Popular asevera que en los últimos 15 años en esta demarcación han recibido ese aliento de desarrollo, también, las comunidades de Palmarito, Naranjo y Bazarales, aunque en esta faltan todavía 12 casas por atender.
Omilton agrega que este año la Empresa dispone de un presupuesto de 2,8 millones de pesos para ejecutar la conexión al Sistema Electroenergético Nacional a 20 comunidades, de las cuales Molinet es la octava y suman ya mil 599 las viviendas beneficiadas.
El directivo corrobora que en el 2014 donde trabajaron con similar propósito en 16 barrios con mil 90 casas.