Los intelectuales cubanos Miguel Barnet y Eusebio Leal Spengler recibieron este lunes el Escudo Pinareño, máxima distinción que otorga la Asamblea Provincial del Poder Popular en Pinar del Río, durante la reapertura, tras profunda remodelación, de uno de los inmuebles más importantes de la historia de esa ciudad, el Museo Provincial.
Barnet, presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, dijo sentirse muy emocionado y se declaró vueltabajero de alma, “porque esta es la tierra de Tranquilino Sandalio de Noda, Cirilo Villaverde, de la Capitana Isabel Rubio, de Polo Montañés, de Pedrito Junco, de tantas y tantas figuras”.
El escritor de Biografía de un Cimarrón “es persona muy cercana y querida por los pinareños, además de por su inconmensurable talla literaria, por el apoyo y la decidida colaboración que desde hace varias décadas hemos recibido para alcanzar la materialización de importantes proyectos culturales en nuestra provincia”, según las palabras leídas en el momento de entrega.
Aquel que con apenas 21 años de edad integrara el grupo fundador de la Academia de Ciencias de Cuba y el Instituto de Etnología y Folclor, tuvo elogios para el otro homenajeado de la tarde, a quien catalogó como un artífice y salvador de la cultura y la memoria histórica sin la cual no seríamos lo que somos.
Eusebio Leal, por su parte, posee raíces en sus ancestros que lo ligan a este Pinar, “el pintoresco paisaje que el ciclón no pudo destruir y que, aun humillándolo, volvió a renacer con fuerza poderosa”.
El presidente de honor de la Unión de Historiadores de Cuba dijo a los presentes que “si algo tiene de bonito el acto, es haberme permitido recibir (el reconocimiento) en compañía de un intelectual de tanto mérito, de una vida dedicada por completo a rendirle culto a valores, con la capacidad intelectual de hacerlos trascender en obra literaria, en poesía, en discurso antropológico sabio. Él puede mucho y tiene mucho vuelo, pero hoy me consta, como yo, que ha guardado en su corazón la bella medalla del escudo del pinar y el río”.
El agasajo a dos pensadores fundamentales de la historia revolucionaria se unió al rescate de uno de los inmuebles más trascendentales de la historia de la provincia. Construido en la segunda mitad del siglo XIX como casa de vivienda, la institución actual fue desde 1892 y hasta 1959 sede las máximas autoridades de gobierno durante la etapa colonial y neocolonial.
En su interior atesora 7 mil 535 piezas, testimoniantes de la vida cultural, política e histórica del territorio más occidental del país, las cuales van desde los aborígenes hasta la lucha mambisa. Este centro abre sus puertas al público tras un proceso de rescate prolongado, aunque faltan salas por poner en punto.