A 54 años de Palabras a los intelectuales, la intervención de Fidel Castro en la Biblioteca Nacional, Miguel Barnet reafirma la importancia del momento en el cual se produjeron y cómo fueron decisivas para la dirección que tomó la política cultural de la Revolución en aquellos primeros años.
En la quinta reunión nacional de la presidencia de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), celebrada en Pinar del Río, el presidente de la reconocida organización se refirió a las sesiones ocurridas en 1961, que culminaron el 30 de junio con la intervención del Comandante en Jefe.
“Todo surge de ahí, de Palabras a los intelectuales. Se creó el Icaic, también por iniciativa del Comandante en Jefe ese proyecto hermoso de los instructores de arte, las Casas de Cultura, el extraordinario movimiento de aficionados. Todo eso salió de sus ideas de ideas de democratizar la cultura”.
El escritor de Biografía de un cimarrón afirmó que artistas como Frank Fernández, Zaida del Río, Nelson Domínguez y otros grandes músicos, pintores de nuestro país, jamás hubieran tenido una posibilidad de desarrollarse como sí ocurrió a partir de Palabras…
“Luego vino la revalorización del legado hispano y africano, la creación de la Uneac, de la brigada Hermanos Saíz, el sistema de talleres literarios; todo fue la base para la política cultural. No es que Fidel hablara concretamente de estas cosas, sino que en la práctica y las reuniones desarrolladas dentro del Icaic- este fue un pivote importante para la política cultural-, se enriqueció, se amplió la plataforma de la política cultural que diseñó Fidel Castro en Palabras a los Intelectuales”.
Barnet participó en las reuniones por ser el ayudante de Argeliers León, cuando era muy joven, sin cumplir aún los 21 años. Destacó la inmensa tarea del líder revolucionario al hablar ante una masa humana heterogénea, donde se produjeron polémicas, pero señaló que ese mapa variado de procedencias se fue definiendo con el paso de los años, pues la gente tomó posturas con respecto al proceso cubano.
“Fidel rompió, ya lo había hecho en otras ocasiones, con la retórica gastada, densa, de intelectuales y seudointelectuales, que discutían sobre temas de las cultura, de la filosofía, en programas como Ante la prensa y en artículos de la prensa.
“Sus palabras fueron claras, de una transparencia que me llamó la atención, porque descubrí que era otro estilo, otro discurso, el cual iba a las cosas básicas sin regodeos, a los sentimientos, a los principios y las necesidades de hacer un cambio radical en las estructuras del país. Me cautivó aquel lenguaje diáfano, de transparencia, sencillo, aquella capacidad dialogante que no era usual en los políticos de las etapas anteriores”, contó Barnet.