Política cultural cubana: retos del presente

Política cultural cubana: retos del presente

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Foto: Ismael Batista
Foto: Ismael Batista

 

La Revolución cubana desde su triunfo dio gran prioridad a la cultura y la educación partiendo de la idea, defendida por Fidel y los revolucionarios, de que ambas son el camino para transformar al ser humano y con este a la sociedad.

A ello se refirió Abel Prieto Jiménez, asesor del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, en su ponencia “Política cultural cubana: retos del presente”, cabecera de la tercera jornada del XIII Congreso de Extensión Universitaria acontecida este miércoles en el Palacio de Convenciones.

Prieto Jiménez conversó sobre la importancia que adquiere el tema de extensión universitaria, sobre todo por la actual oleada “globocolonizadora” existente en el plano cultural mundial.

El asesor del presidente explicó que en el proyecto global, en la gran maquinaria de dominación cultural que rige hoy el mundo, la idea de que el profesional se ocupe exclusivamente de una parcela mínima de conocimiento y se convierta en su “súper” especialista, o que al mismo tiempo emplee sus horas de ocio en un entretenimiento vacío, es el modelo a seguir del presente y que ha de erradicarse.

“Necesitamos tener profesionales capaces y especializados en cada uno de sus campos (ya sean médicos, estudiantes de ingeniería, humanidades, o incluso cuentapropistas o trabajadores de cooperativas, etcétera) pero que al mismo tiempo tengan una visión integral del mundo y el entorno en que viven, una gran responsabilidad y compromiso como ciudadano y revolucionario, y no un individuo que lleve su actividad intelectual por un lado y por otra se disuelvan todos esos lazos perdiendo su estructura de pensamiento”, expresó.

Prieto Jiménez declaró también su preocupación en cuanto al acto de la lectura en sí mismo, insistiendo en que ya casi nadie lee en la actualidad y ha de lograrse que hoy no solo el estudiante o profesional lo haga, si no toda persona como acto cultural propiamente dicho.

Sobre la necesidad de un entretenimiento que no esté vacío de contenidos, el asesor dijo que urge en el presente promover formas de emplear el tiempo libre que sean divertidas, “porque nuestras banderas no pueden ser las del aburrimiento sino las que opten por una forma de recreación que no esté vacía de contenido”.

Comentó que para ello han de promoverse alternativas novedosas, atractivas e inteligentes que no nieguen el entretenimiento pero que lo separen de esa diversión idiotizada, y han de incluirse, en este proceso, las nuevas tecnologías dejando a un lado las posiciones conservadoras —como bien explicita el plan de informatización de la sociedad cubana y que depara que estén al alcance de todos—.

Agregó que deben aprovecharse las ventajas de Internet, en aras de lograr que las formas de asociación que crean las redes sociales se orienten no solo a crear relaciones si no a promover también foros virtuales, temas atractivos que convoyen tanto asuntos ligeros con serios, entre otros.

Prieto Jiménez ejemplificó con alternativas como la creación de programas de competición basados en el conocimiento, videojuegos, participación de los medios de comunicación, pero articulados de manera tal que reformen el gusto cubano, y “en pos de que la juventud concientice que la ciencia y la tecnología ha de tener un fundamento ético”.

Subrayó, en este sentido, el papel que están llevando a cabo el Ministerio de Educación Superior, las universidades, organizaciones estudiantiles, instructores de arte, ICAIC e ICRT, en un programa de fomento de la cultura cinematográfica, algo en lo que hoy hemos retrocedido.

“Si le hacemos poco a poco la divulgación adecuada a ese programa del fomento de cine, creando cine debates o formando vanguardias de promotores de cultura que tengan claro cuáles son los códigos que deseamos originar; la idea de una cultura de la emancipación donde el espectador no sea alguien que reciba pasivamente los mensajes si no que participe y sea crítico y protagonista de los procesos culturales, sería posible”, detalló.

Dialogó además sobre la necesidad de propiciar un conocimiento placentero sobre todo para los niños y jóvenes, pero que “no deje de lado sus tradiciones, la historia de sus países o del mundo en general”.

En este ámbito destacó el trabajo que se ha hecho en nuestra isla con los instructores de arte, insistiendo siempre en que se interesen por las tradiciones de las comunidades que visitan, o la creación de una conciencia patrimonial: por medio de la ubicación de museos en todos los municipios, más de 30 000 instituciones culturales, por ejemplo, a pesar de las enormes dificultades económicas.

Tomado de Granma

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