A finales de los años 60 del pasado siglo llegaron a Cuba jóvenes vietnamitas a estudiar diferentes carreras, fundamentalmente técnicas, como parte de la amistad entre ambos pueblos, la que ha sido incondicional y entrañable durante décadas.
Miles fueron los hijos de ese país asiático que se formaron como profesionales en la Mayor de las Antillas, ellos integraban el programa previsor del líder Ho Chi Min de crear una columna técnica de posguerra, que Cuba apoyó de manera solidaria.
El Instituto Superior Politécnico Universitario José Antonio Echeverría (CUJAE), acogió a un número importante de ellos. Entre los que arribaron a la isla caribeña estuvieron Hong Duong Viet y Thoa Nguyen Thi, una pareja que luego de más de cuatro décadas vuelve a Cuba para reencontrarse con sus años de juventud. Ella estudió ingeniería química, él arquitectura, se graduaron en 1973.
Han vuelto varias veces, pero confesaron que esta visita ha sido intensa. El pasado 19 de mayo rindieron tributo a Ho Chi Min y José Martí en la ciudad de La Habana.
“La historia tiene coincidencias imposibles de descifrar. Ese día nace nuestro líder y lamentablemente muere Martí en combate, patriota increíble y un intelectual único, solo hay que recordar que dedica uno de los primeros artículos de La Edad de Oro a nuestro pueblo, El país de los anamitas, eso es un honor, precisó Hong. Al mismo tiempo recordó que en septiembre de 1969, ante la irreparable pérdida de Ho Chi Min, sus compañeros de curso se acercaron para darle las condolencias y acompañarlo en esa hora de dolor.
En esta ocasión visitaron además varias provincias cubanas en busca de sus compañeros de antaño, esos que “hoy peinan canas o ni canas peinan, afirmaron jocosamente, están mucho más gruesos, pero profesaron el mismo cariño y respeto que hace 48 años atrás, con ellos hemos vuelto a vivir lo vivido”, reconocieron agradecidos.
Ambos aseguraron que sueñan con Cuba. “En la sala de nuestra casa existe un espacio que es casi un altar con los símbolos patrios cubanos, un sombrero de yarey, una palma, un coco, el ron Havana Club…Una foto del Che. Allí esta Cuba”, afirmaron con emoción.
La hija de esta pareja decidió estudiar también en la isla y se graduó como Licenciada en Literatura y Español en la Universidad Pedagógica Félix Varela, de Santa Clara “En mi familia la recurrencia de Cuba es diaria, tenía el deber de palpar por qué ese amor de mis padres por esta parte del mundo. Entonces decidí venir acá, valió la pena. Es un país que te embruja y atrae, con una cultura diferente a la nuestra, pero hermosa, con valores que te hacen ver al hombre por dentro en su magnitud inmensa y con un sistema educacional muy profundo que forma a profesionales de talla insuperable”, dijo Anh Duong Lan, la joven.
Mientras la hija estudiaba en Cuba la madre la visitó en el 2004. En el 2006, para la graduación, estuvo el padre, lo acompañaron sus compañeros de curso de esta ciudad. Hong y Thoa aseveraron que esas dos visitas renovaron el amor de siempre por esta tierra y quisieron volver.
“Cuba está en los más profundo de nuestro ser, guardada en el corazón, forma parte de nuestro sentimientos básicos”, afirmaron los tres.
Hong se convirtió en profesor de la Escuela de Arquitectura de Hanoi y formó parte de los especialistas del Instituto de Investigaciones de Arquitectura de Viet Nam. Thoa, por su exquisito español, ha realizado funciones de traductora. En este viaje junto a ellos estuvo de visita en la isla una compañera de estudios de aquella época, Tran Thi Dong, quien viene por primera vez después de graduada y expresó sentimientos similares, y aseguró que volvería.
El Homenaje al Che
Cuando en octubre de 1967 los jóvenes vietnamitas arribaron a Cuba el mundo estaba consternado. Días antes el líder de la Revolución, Fidel Castro, había confirmado el asesinato del Che en Bolivia.
“La llegada en medio de ese triste acontecimiento nos marcó, aumentó nuestro patriotismo. El Che expresó frases muy emotivas y reconfortantes para nuestro pueblo, solo hay que recordar esa que ha dado la vuelta al mundo como símbolo de resistencia y victoria… Aquel inolvidable: Crear uno, dos, tres, muchos Viet Nam”, recordó Hong.
“Estar en el lugar que guarda los restos del Che y sus combatientes de guerrilla, junto a su nicho en el Memorial y por coincidencia que uno de los proyectista de este sitio haya sido compañero nuestro de carrera -arquitecto Jorge Cao- es más que emocionante, porque de alguna manera me siento parte de esta obra” argumentó.
Con la reverencia de respeto que acostumbran y expresando breves palabras en su idioma le rindieron tributo íntimo y personal al Che. Los ojos se les humedecieron, también suavemente en sus rostros se asomó una sonrisa tierna de victoria y agradecimiento. En ellos se resumían los sentimientos de hermandad y solidaridad que han caracterizado a ambos pueblos.