Durante 29 años Francisco Travieso Damas se desempeñó como dirigente sindical, desde la base hasta el Secretariado Nacional. La experiencia acumulada en ese quehacer, le permitieron comprender que la misión fundamental de esa organización de masas es la forja de la unidad y la conciencia, a lo cual se suma el doble papel, reiterado por Lázaro Peña en numerosas ocasiones, de defender los derechos de los trabajadores, heredado del capitalismo, y luchar porque estos cumplan sus deberes, intrínseco del socialismo.
Con la autoridad que le confiere tan larga trayectoria, al respecto asegura:
“En ese doble papel también tienen que forjarse los dirigentes sindicales, quienes en el capitalismo lo hacían en un constante batallar, en situaciones incluso adversas, y se convertían en verdaderos líderes; y en el socialismo, en un entorno diferente, requieren mayor capacitación, mayor dominio de todas las cuestiones, para que puedan llegar a ser realmente líderes capaces de conducirlos”.
Adentrándose en lo concerniente a la unidad, cita tres hitos importantes en el acontecer del movimiento sindical cubano: la constitución de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC), en 1939; el XI Congreso de la CTC, celebrado en noviembre de 1961, entre cuyos acuerdos figuró la desaparición de las 33 federaciones hasta entonces existentes y la creación de 25 sindicatos nacionales y una sola organización de base en cada centro de trabajo, decisión que propició la necesaria unidad en la acción de los trabajadores en el cumplimiento de sus tareas y en la organización sindical, así como en la defensa de las conquistas de la Revolución y de los derechos de los trabajadores.
“El tercer hito —indica— fue el XIII Congreso, entre cuyas nueve tesis, todas elaboradas precisamente por Lázaro Peña, estaba una muy importante titulada La actividad económica de los sindicatos, enrumbada en el camino de la necesaria lucha por el incremento de la producción, la productividad del trabajo, la eficiencia económica; de trabajar con calidad, aplicar las formas de pago por rendimiento, y la vinculación de la norma al salario, en aquel momento inexistente,
“En ese mismo sentido, el XX Congreso también puede catalogarse de histórico, porque el propio Raúl, cuando hizo las conclusiones, planteó que a diferencia de congresos anteriores —donde la discusión se había fijado fundamentalmente en determinados temas específicos, y en planteamientos sobre la legislación y las modificaciones que esta requería—, este último se centró en aspectos relacionados con la economía, los cuales en definitiva se revierten a favor de los trabajadores y de todo el pueblo, sin dejar de lado el papel que al movimiento sindical le corresponde en la defensa de los derechos de los trabajadores”.
Travieso Damas recuerda que el XIII Congreso tuvo como consigna que derechos y deberes han de andar juntos, la cual considera actualmente válida, y argumenta:
“Esa consigna indica que debe haber un necesario equilibrio, es decir, no se puede batallar por el cumplimiento de los deberes y dejar en un segundo plano la lucha por los derechos de los trabajadores, a quienes hay que movilizar con el objetivo de incrementar la productividad y la producción, y mejorar los servicios, pero también representarlos adecuadamente en la defensa de sus derechos y ser la necesaria contrapartida de nuestros empleadores, de nuestras administraciones; contrapartida que no tiene que ser antagónica, pero sí defender lo que corresponde en cada momento a esos derechos.
“Lázaro esgrimió eso muchas veces: los derechos y los deberes, los cuales decía que han de ir unidos siempre, en ese doble papel que tiene el movimiento sindical dentro de la Revolución, y no hay dudas de que ese papel se ha ido fortaleciendo”.
Considera como un momento crucial para la Revolución y, por supuesto, para el movimiento sindical, el nuevo modelo económico y el papel a desempeñar por aquel en su implementación, y todo lo relacionado con los derechos de los trabajadores.
“Me parece que esta es una etapa importante y tengo la percepción de que la CTC la está desarrollando con esa visión, como se puede apreciar en la necesaria capacitación de los cuadros sindicales, quienes están en la obligación de dominar a la perfección el Código del Trabajo, y todo lo concerniente a los planes de la economía.
Para ser líder sindical y poder actuar con los trabajadores, orientarlos y movilizarlos en el cumplimiento de sus deberes, así como representarlos y defender sus derechos, hay que estar capacitados. Eso es algo importantísimo para el movimiento sindical, y percibo que se está haciendo. Todo eso ha de desarrollarse, incrementarse y tenerlo permanentemente presente.
Y es primordial el vínculo con los trabajadores, con sus centros de trabajo. A mí me parece que ese vínculo, aunque nunca desapareció del todo, se había debilitado.
Interrogado acerca de qué representó para él haber dedicado parte de su vida, fundamentalmente su juventud, al movimiento sindical, señaló:
“Aunque milité en las filas del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, mi vida política y revolucionaria, prácticamente se inició como dirigente sindical. Por lo tanto, tengo un arraigado sentido de pertenencia al movimiento, con independencia de donde esté y dónde me ha correspondido continuar trabajando.
“Fue una etapa para mí muy importante, muy rica en todos los matices de dirección, en mi capacitación político-ideológica, en lo que sentía al representar a los trabajadores y discutir con ellos, orientarlos…Tengo un tremendo aprecio por ese período en que fui dirigente sindical y creo que contribuí de alguna manera a cuanto era necesario hacer con los trabajadores a partir del triunfo de la Revolución. … Nunca soñé algo así, pero sucedió y realmente me resultó de gran satisfacción”.
Acerca del autor
Graduada de Licenciatura en Periodismo, en 1972.
Trabajó en el Centro de Estudios de Historia Militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en el desaparecido periódico Bastión, y como editora en la Casa Editorial Verde Olivo, ambos también de las FAR. Actualmente se desempeña como reportera en el periódico Trabajadores.
Ha publicado varios libros en calidad de autora y otros como coautora.
Especializada en temas de la historia de Cuba y del movimiento sindical cubano.
Saludos. Quisiera saber si es Francisco Damas el que junto a Reinaldo Hevia abandonaron las filas del Movimiento 26 de julio en México unos días antes de salir el Granma. Me pueden escribir a lperez@uniss.edu.cu
Hola Francisco, me da mucho gusto saludarte. Por tu expresión en la foto me parece estar escuchandote en las tantas veces que tuve la oportunidad de hacerlo cuando trabajaba en el Dpto. de organización junto a tan valiosos compañeros bajo tú dirección.
Muy acertadas tus opiniones, felñicidades.
Lázaro Quintana García