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Primero de Mayo de 1959. Por primera vez entonces llamada Plaza Cívica, hoy Plaza de la Revolución se inauguró con un formidable desfile que se inició en horas de la mañana y concluyó casi a medianoche.
En aquella multitudinaria y entusiasta celebración los trabajadores expresaron su decisión de defender la libertad recién conquistada contra los enemigos internos y externos, y resultó impresionante constatar que a solo cinco meses del triunfo, cuando todavía muchas de las demandas de las masas laboriosas estaban aún insatisfechas, sus voces se alzaron en defensa del Gobierno Revolucionario y sus leyes.
Fue Raúl Castro quien tuvo a su cargo el medular discurso de la jornada, ya que Fidel se encontraba en Buenos Aires, Argentina, para intervenir en la Conferencia de los 21.
Raúl hizo reflexionar a las masas en torno a una idea expresada por el líder de la Revolución desde los inicios mismos de la victoria: “El futuro feliz que anhela muestro pueblo no nos ha de llegar en bandeja de plata ni lo hallaremos en un camino de rosas; el camino será duro y ese porvenir hay que conquistarlo a base de lucha, de sacrificio y de fe.” Los años subsiguientes demostrarían lo acertado de estas palabras.
La movilización del Primero de Mayo de 1961 fue otro instante inolvidable de la primavera cubana. Acababa de producirse el contundente triunfo sobre la invasión mercenaria a Playa Girón. Así expresó en versos El Indio Naborí la imponente demostración de aquel día:
¡Qué mar/ qué tremendo mar/ de fuerzas trabajadoras/ durante catorce horas/ seguidas, lo vi pasar…/ Infinito desfilar/ de banderas y altas frentes/ desde los rayos nacientes/ del sol, a la clara luna/ ¡y la Patria en la tribuna/ viendo pasar sus corrientes!
Conmovieron las palabras de Fidel cuando dijo que cada sonrisa de cubano en aquel combativo acto era como una flor sobre las tumbas de los milicianos y soldados que cayeron.
Y si hermoso es recordar aquella actitud de los trabajadores en años cruciales para la Revolución, más estimulante es corroborar cómo ese compromiso con la obra común y el apoyo al camino socialista se ha mantenido aún en las circunstancias más críticas.
Un Primero de Mayo del año 2000 el Comandante en Jefe formuló su concepto de Revolución que entre otras cosas destaca: “Es cambiar todo lo que deba ser cambiado”. Y no es que Cuba cambie para complacer a nadie. Los cambios se han producido desde hace más de medio siglo con todas las transformaciones realizadas a favor del pueblo, y seguimos cambiando con la actualización de nuestro modelo económico no para ceder a presiones externas sino para tener un mejor socialismo.
El Día Internacional de los Trabajadores sigue siendo una jornada de alegría por lo que hemos avanzado a pesar de todos los obstáculos y de reafirmación de nuestro camino independiente. Allí estarán acompañando a nuestros trabajadores manuales e intelectuales, hombres y mujeres, ancianos, jóvenes y niños, los héroes del trabajo que durante décadas han contribuido cotidianamente a la superación de las dificultades derivadas del criminal bloqueo impuesto por Estados Unidos, que recientemente el propio presidente de ese país reconoció como una política fallida, y estarán también cinco cubanos que dejaron la tranquilidad de sus hogares, el cariño de sus seres queridos y sufrieron sin claudicar, injustas y prolongadas penas de cárcel en territorio estadounidense, por proteger a sus compatriotas del terrorismo.
Motivos sobran entonces para la satisfacción, el entusiasmo, la fe en el porvenir de que habló Raúl en aquel desfile de 1959, aunque el camino sea difícil, porque los cubanos hemos aprendido a luchar por ese futuro que es de todos.
Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …
