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Por Hugo Pons*
Es generalmente conocido el papel que desempeña la actividad de comercio exterior en cualquier economía como aquella área en la que se registran los movimientos de entrada y salida de mercancías, servicios y capital de un determinado país, cuando traspasa las fronteras de la nación de origen hacia la de destino. En su gestión se inserta un concepto de equilibrio, dado en la relación exportación e importación. Como resultado de la comparación entre ambas actividades se manifiesta la balanza comercial de un país, cuyo saldo puede ser positivo o negativo, en dependencia de que las exportaciones superen a las importaciones o viceversa.
La exportación demanda la garantía de las condiciones exportables de un producto, como son la existencia de capacidades productivas. A ello se une el ser rentable, lo que se condiciona a las características de los costos de producción, los de comercialización y por tanto sus precios. En la gestión posee un papel principal el sistema de preparación de las mercancías para el transporte, almacenamiento, distribución y comercialización.
El desarrollo y fomento de las exportaciones reclama de una estrategia integral, que se exprese en políticas particulares para cada uno de los procesos de gestión que se encadenan en el aseguramiento de la actividad exportadora. En ello, el uso efectivo de tecnologías apropiadas tiene una función significativa, en tanto brinda la posibilidad de propiciar un efecto dinamizador de la productividad y por ende la reducción de los costos de producción, que se refleja en precios competitivos y mejoría de la capacidad de negociación en los mercados.
Un sector interesante en ese contexto es el de la industria azucarera cubana que, luego de un deterioro sostenido durante años, aprovecha estratégicamente los factores de producción y la experiencia acumulada por varios siglos. El tenue crecimiento de la producción azucarera en la zafra 2013-2014 en el 4,2 %, marcó el mayor crecimiento en los últimos 10 años, aunque se incumplió la previsión de 1,8 millones de toneladas. Si se cumpliera el 20 % de incremento en la actual zafra, el país pudiera ingresar aproximadamente 630 millones de dólares, calculados a precios estimados para mayo del 20151 , los que muestran una tendencia creciente del 7 % hacia 2016.
El aprovechamiento de la capacidad industrial instalada, la producción de alcohol, de alimento animal, la entrega de energía eléctrica a la red nacional, el rendimiento fabril, recobrado, producción de azúcar y la eficiencia en sentido general, generaría un aumento del ingreso al país, no solo por la vía de las exportaciones de los derivados, también por la reducción de las importaciones necesarias. La potencialidad de este sector amerita concentrar esfuerzos y dedicación para un mejor posicionamiento en los mercados internacionales, que permita ampliar gradualmente su contribución al desarrollo del país.
1 Según la referencia de precios para azúcar refino en la Bolsa de Londres.
*Doctor en Ciencias Económicas
