En medio del disfrute de su semana de receso docente, Karla, Gabriela y Yohalis se preocupan porque les alisten sus uniformes. No piensan tanto en el regreso a la escuela el próximo lunes, sino más bien en el domingo, día en el que los lucirán con orgullo a la hora de colocarse junto a la urna, hacer el saludo con la mano sobre la frente y decir con inexplicable orgullo: Votó
He ahí otra de las grandezas de nuestro proceso eleccionario: la custodia del sufragio por parte de pioneras y pioneros, acontecimiento en el que se involucran miles de niñas, niños y adolescentes de las enseñanzas primarias y secundarias básicas.
Atrás, justo con el triunfo de la Revolución, quedaron los tiempos en que los militares, los guardias rurales y los llamados casquitos, con fusil al pecho, velaban el voto.
Este 19 de abril, cuando estemos eligiendo al hombre o la mujer que en nuestra circunscripción tomará las riendas de la participación popular en la solución de los problemas, serán pioneros y pioneras los que velen y preserven la transparencia de ese crucial momento de las elecciones.
He ahí una victoria ya anticipada, una que por repetida no deja de enorgullecernos y por la que también, como una razón de fuerza mayor, estaremos dando un nuevo voto por Cuba.