“Estamos en la entrada del mes más peligroso del año en cuanto a incendios forestales”, advirtió este primero de abril el jefe del Cuerpo de Guardabosques de la República de Cuba, coronel Manuel Lamas. Tan solo entre enero y marzo de 2015, más de 5 mil hectáreas (ha) de bosques y malezas fueron devastadas por las llamas, lo que supone 700 más que el promedio anual registrado en la última década.
Vientos fuertes y secos, un déficit de lluvia preocupante y bajos índices de humedad relativa se combinan para crear el momento de mayor “estrés” en la vegetación y facilitar la ocurrencia de fuegos, producidos en más del 90 % por negligencias.
El coronel del Ministerio del Interior reveló que las quemas intencionales en los campos ocasionan el 38% de los incendios, mientras que las chispas emanadas de vehículos sin un dispositivo que las suprima (23%), las fogatas de pescadores y cazadores (13%) y las colillas de cigarros (7%), le siguen en la lista.
La práctica de prender pastizales, cañaverales y bosques de marabú para facilitar labores agrícolas agrega, literalmente, más leña al fuego del peligro, pues la sequía acumulada propaga las hogueras de manera más veloz.
“Muchos incendios están comenzando en las colindancias de los bosques y luego entran”, aseguró el coronel. “Entre el 50% y el 60 % de las salidas del Cuerpo de Bomberos de La Habana en este período ha sido para apagar las malezas”, agregó.
“Por primera vez en 15 años las llamas han quemado casas, porque se están propagando mucho más rápido”, reveló el oficial, quien además enfatizó en los daños ambientales y económicos que ocasiona la irresponsabilidad.
“Existen condiciones en Cuba para que tengamos un gran incendio forestal como los que se ven en Australia o Chile; pero eso no ha ocurrido por la alianza que existe entre las empresas forestales, de Flora y Fauna, las cooperativas agrícolas y las comunidades campesinas nada más se desata un fuego”, explicó Lamas.
Durante el cuatrimestre más peligroso del año, un total de 2000 personas son contratadas como fuerza auxiliar de la misma cantidad de combatientes profesionales con que cuenta el Cuerpo en todo el país; pero aun así ante cada deflagración resulta determinante la movilización ciudadana.
“Tenemos una población local llena de heroicidad, que de manera voluntaria se suma, para colaborar en la extinción de un incendio (…) Esa participación es la que ha permitido controlar el 86% de los fuegos antes de que alcancen las 5 ha de extensión”, aseguró.