A Roberto Fundora Zamora deben la autoría de la solución que en los años 80 permitió recobrar diariamente 20 de las toneladas que el antiguo central España Republicana, en el municipio de Perico, desaprovechaba en su proceso fabril.
El ingeniero químico asegura que el período especial y el cierre de muchos ingenios, impidieron generalizar la inventiva, por la cual mereciera, además, un premio nacional y los beneficios remunerativos contenidos en la Ley 38.
Aunque hace cinco años se desvinculó oficialmente del grupo Azcuba, Fundora Zamora no consigue jubilarse de su compromiso con un organismo urgido de estable eficiencia en las moliendas. “Mi innovación puede tributar a ese empeño”. Se trata, advierte, de retomar una fórmula que ya demostró su valía.
A su juicio, como único se alcanza dicha optimización es eliminando los elementos que entorpecen la efectividad en la producción, perjudicada, entre otros factores objetivos y subjetivos, porque la caña llega muy sucia a la industria.
La solución tecnológica, explica, elevaría en un número entero el azúcar que hoy se extrae por cada tonelada de caña empleada (si está en 10, subiría a 11), disminuye su tiempo de cocción, mejora el trabajo de cristalización, se obtiene un producto mejor elaborado y es mayor el aporte a la generación eléctrica.
Como ya no existe la planta donde se obtenía la enzima, se necesitarían de 300 a 500 kg del tipo alfa amilasa, para volver a demostrar la factibilidad de la innovación, algo que puesto en conocimiento de funcionarios de Azcuba.
Le preocupa que no exista claro entendimiento de lo importante que es probar la solución en esta zafra y no en la venidera. “Si se decide hacerlo en la del 2016, alejaríamos su probable implementación a dos años y, con ello, la posibilidad de evitar costos perjuicios”.
Ilustra que cuando un central de los más grandes de Cuba registra la pureza de su miel final en valores de 38, 39 ó 40, “eso equivale a unas 40 toneladas que se pudieran estar desperdiciando día por día, una cantidad que si la cuantificamos, al cierre de la zafra, significaría haber dilapidado millones en moneda libremente convertible”.
Mientras más se acerca el pitazo final campaña 2015, más crece su impaciencia. “Se me acaba el tiempo”, dice, y la angustia le endurece el rostro. “Con una decena me basta para demostrarle a la máxima dirección lo viable de lo que estamos ofreciendo. No creo inteligente seguir demorando una solución que garantiza eficiencia”.
La enzima alfa amilasa es un producto que importa el país y que se emplea, principalmente, en la planta de glucosa, ubicada en la provincia de Cienfuegos.
Al reclamo del trabajador que por 30 años laboró en Azcuba se unen otras voces reconocedoras de que la inmediata aplicación de la inventiva presumiblemente representaría un aporte relevante a una provincia que en las últimas tres campañas ha incumplido su plan, saldo que amenaza con repetirse en esta.
Aunque solo deben realizarse las inversiones previamente aprobadas, garantía de presupuesto y posibilidad de acceder a recursos, quizás se necesite prestar toda la atención a un asunto que promete sacarle más azúcar a la caña que se procese.