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“Las juntas directivas son para desarrollar las gestiones y la responsabilidad es colectiva en la ejecución de las tareas”, precisó Rafael Santiesteban Pozo, presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (Anap), al valorar el funcionamiento de este órgano de dirección de las formas productivas del sector campesino y cooperativo en Cuba.
En otras reflexiones, hechas en la primera asamblea a nivel municipal de la organización, celebrada en la Cooperativa de Producción Agropecuaria Asalto al Polvorín, del municipio de Puerto Padre, el dirigente campesino insistió en la importancia del funcionamiento orgánico y su influencia en la mejora continua de la atención a los asociados.
“Las asambleas, dijo, son para orientar, proyectar la capacitación, recoger las inquietudes de los socios, atender sus problemas y actualizarlos en torno a las principales problemáticas que enfrenta la economía nacional y lo que significa su aporte a los programas de producción de alimentos”.
Pero más allá de ese encuentro, enfatizó en la necesidad de que las juntas mantengan la vinculación sistemática con los productores para socializar los propósitos y analizar cómo anda el cumplimiento de los planes y los compromisos individuales.
“Porque, sentenció, el buen funcionamiento estimula el incremento de la producción, fortalece la unidad en la lucha contra el delito y las indisciplinas sociales y genera una participación consciente en todos los programas de desarrollo”.
Por su parte, los delegados a esta asamblea previa al XI Congreso de la Anap, mostraron inconformidades con las carencias de combustible que les impiden la comercialización de los excedentes, el trasiego de materia orgánica (cachaza) para el mejoramiento de los suelos y la preparación de tierra con vistas a las siembras de estaciones.
También refirieron el impacto negativo de la llegada tardía de insumos como las semillas y los paquetes tecnológicos destinados a proteger los cultivos de plagas y de otros depredadores.
No obstante, hubo ejemplos de campesinos que con el empleo oportuno de prácticas agroecológicas atenúan los efectos de esas insuficiencias y logran buenos rendimientos en sus fincas.
Tal es el caso de Daynier de la Cruz, socio de la Cooperativa de Créditos y Servicios Mártires de Bolivia, quien refirió que el uso de medios biológicos y el manejo ecológico le han permitido obtener rendimientos de frijol que superan los 25 quintales por hectárea, resultados alcanzados, además, en plantaciones de col y ají pimiento.
Entre los asistentes hubo consenso de que hace falta socializar más esas herramientas; y, desterrar el mal manejo de las plantaciones y del ganado, y las siembras fuera de época, que constituyen frenos a un mejor desempeño.
Ariel Santana Santiesteban, miembro del Comité Central del Partido y su primer secretario en la provincia, llamó a perfeccionar los mecanismos que permitan la comercialización de todas las producciones y atender a los suelos, así como fustigó la desvinculación de algunas juntas directivas con sus asociados.
