La guerra tiene la cara fea, dijo aquella mañana de verano de 1987 el destacado director de fotografía Ángel Alderete a cuatro bisoños periodistas, recién graduados, que se preparaban en el manejo de las cámaras de cine, video, y fotográfica, antes de partir para Angola como parte de su servicio social.
Y la frase fue recordada muchas veces por cada uno de ellos en el propio escenario que impone una contienda bélica.
La primera impresión de un país en guerra la ofrecen los pobladores con la expresión de sus rostros; luego uno comprueba otras huellas de la metralla en el patrimonio cultural y en la naturaleza misma.
Derroche de heroísmo el de los internacionalistas cubanos en cada uno de los parajes de la extensa geografía angolana. Duele la pérdida del joven zapador que no llegamos a conocer. Sobrecoge la muerte de tres colegas de la prensa cuando se disponían a cumplir sus funciones de reporteros. Entonces nos acompañan los versos de Fernández Retamar: ¿Quién se murió por mí/ quién recibió la bala mía/ la para mí en su corazón…
Hacer caravana impacta. Estremecen las bajas en el tránsito de Huambo a Cuito Bie. Pero los cubanos no son de echar para atrás. Hay que llegar a Menongue al precio que sea. No por casualidad este contingente se llama Antonio Maceo.
Inspiran los episodios de Sumbe, Cangamba… Los días de Cuito Cuanavale hacen pensar que son decisivos. La historia reserva celebridad para este pequeño poblado. Sus habitantes se han marchado. El puente sobre el río está hecho añicos, si es que a unos tablones colgantes se le puede llamar puente.
Los agresores racistas se han empeñado en tomar la localidad. Mas las tropas angolano-cubanas han dejado claro que solo fuego van a dar. Los pilotos hacen lo suyo desde las alturas y en vuelos rasantes. Demuestran co…raje, también destreza.
La vida funciona bajo tierra. A estos cocineros los vamos a recordar aunque pasen los años. Hasta aquí llegan los innovadores con su magia. Los medios de transporte y de defensa están debidamente protegidos y emplazados. Un helicóptero nuestro “bombardea” los periódicos y así sabemos de la patria y del mundo. En cada puesto los muchachos se revelan con impresionante madurez. Ya lo dijo el Ministro de las FAR al despedir en Cuba a una de las brigadas de refuerzo para la misión: “Con esta juventud no hay causa perdida.”
Epopeya de millones con sus más de 300 mil internacionalistas en suelo angolano y ese número multiplicado muchas veces por familiares y amigos a miles de kilómetros como la mejor retaguardia. Gesta que confirma la vocación de un pueblo de sentir en cualquier punto del planeta, su patria, la humanidad.