La cadena de producción es tan larga que al final el comienzo apenas se recuerda. Así, cuando usted tiene en sus manos tabletas, cápsulas o aerosoles, por mencionar algunas presentaciones, es posible que no se detenga a pensar que detrás de ese medicamento exista un proceso productivo riguroso, con exigencias de calidad.
Pero la labor de los farmacéuticos no culmina cuando los productos se envasan o embalan para su traslado. ¡Nada de eso!, ahí comienza un camino que solo llega a feliz término cuando en la farmacia o el dispensario el cliente sale satisfecho con el medicamento en sus manos y una respuesta adecuada.
“Si este trabajador no ve como propia la dolencia de los demás, entonces nunca lo será en toda la magnitud de la palabra”, lo asegura una voz autorizada, el máster Onán Gámez Rodríguez, quien lleva más de tres décadas vinculado a la actividad.
El jefe del departamento de Investigación y Desarrollo de la Empresa Laboratorios MedSol —un guantanamero de Maisí, cuyas inquietudes intelectuales lo llevaron desde la adolescencia por el camino de las Ciencias— explicó que en estos momentos alrededor de 60 renglones están en distintas etapas de desarrollo y producción, algunos ya presentados al Centro Estatal de Control de Medicamentos (Cecmed); a otros se les prepara la documentación, y alrededor de 10 están aprobados y pasan por trámites de precios y de diseño.
El experto aclaró que no se trata de medicamentos nuevos, sino de productos genéricos que existen a nivel mundial; entre ellos se encuentran antirretrovirales, antibióticos, antihipertensivos e hipoglicemiantes, los cuales el país dejará de adquirir en el mercado exterior. Ello significa el ahorro de decenas de millones de pesos por concepto de sustitución de importaciones, aunque en otros países se compren las materias primas y los materiales de empaque.
Entre los ejemplos mencionó las tabletas de risperidona (antidepresivo de última generación), el montelukast (para el tratamiento preventivo del asma, con magníficos resultados), y el clopidogrel (antiagregante plaquetario dirigido, sobre todo, a pacientes que han sufrido accidentes cerebrovasculares).
A la pregunta de las perspectivas de MedSol, Onán subrayó que es una rama que necesita de las inversiones para mantener los estándares de calidad, en una producción donde cada día hay mayores exigencias.
La industria farmacéutica —aseveró— es abierta para los clientes importadores. Ellos tienen el derecho de visitar las instalaciones y ver las condiciones en que se trabaja.
Resaltó que Cuba cuenta con el personal para asumir esos retos, tiene un órgano regulador que se encarga de trazar las pautas (Cedmed), y en las unidades empresariales de base hay personal preparado, tanto para impulsar el desarrollo como para gerenciar las producciones y mantenerlas.
Estudiar y trabajar: todo el tiempo sacrificio
Estudios, conocimientos y superación constantes son requisitos indispensables para llevar adelante este sector, por lo que constituyen prioridad. Yonaicris Caballero León y Yuliet Díaz Veliz laboran en la unidad empresarial de base (UEB) laboratorio farmacéutico Reynaldo Gutiérrez, ubicado en el municipio capitalino de Boyeros, perteneciente a la empresa MedSol. La primera se prepara como técnico de nivel medio en Química Industrial, y la segunda cursa la licenciatura en Farmacia.
A propósito de celebrarse hoy 17 de noviembre el Día del Estudiante, Trabajadores aprovechó la ocasión para conocer cómo combinan una y otra actividad. Con 28 años de edad, Yuliet se desempeña como especialista en Normalización, Metrología y Control de la Calidad, que en la práctica significa inspeccionar los materiales a utilizar para los envases, a fin de que cuando lleguen a las máquinas no existan problemas.
Ingresó al laboratorio hace casi 10 años (su único centro de trabajo) y desde entonces ha ocupado diversas tareas. Las posibilidades de superación se las brindó la propia entidad de ahí que curse estudios en el Instituto de Farmacia y Alimentos de la Universidad de La Habana, saberes que le han servido de utilidad para enfrentar los diversos procesos a los cuales ha estado vinculada.
Por su parte, Yonaicris es técnica en ensayos físico-químicos y mecánicos, parámetros que se toman en el área de Elaboración, partiendo del expediente maestro de cada medicamento.
De sus 40 años, acumula 23 en la planta productora Reynaldo Gutiérrez, donde comenzó siendo envasadora- revisadora, y luego pasó diversos cursos de superación, hasta su actual desempeño.
Para esta mujer, madre de dos hijos, la superación implica un gran sacrificio, pues a diario afronta las tareas del hogar, del trabajo y el estudio. No obstante, expresó que cuenta con el apoyo de la dirección del centro y, sobre todo, de su jefa inmediata Lucila Mora, especialista principal de Tecnología, quien argumentó sobre ella: “Es muy cumplidora y exigente con lo que hace”.
“A partir de la formación como técnico medio comprendo mejor el proceso, desde la elaboración del producto hasta su envase una vez terminado”, manifestó Yonaicris.
MedSol, amplias perspectivas
Fruto de la fusión de varias entidades dedicadas a la fabricación de frascos plásticos y a la elaboración de medicamentos, el pasado año nació la empresa Laboratorios MedSol, asociada a BioCubaFarma.
El ingeniero químico Luis Armando Alarcón Camejo, director general de MedSol, asegura que las perspectivas hasta el año 2018 van encaminadas a lograr una empresa líder en América Latina, y en lo interior satisfacer la demanda de tabletas, cápsulas, polvos y aerosoles para nuestra población.
El directivo aseveró que de una cartera de 220 productos, de ellos 196 medicamentos forman parte del cuadro básico de producción nacional, así como otros elementos de envase, y precisó que hasta el cierre del mes de octubre ya se han exportado alrededor de 90 millones de dólares, básicamente por el servicio brindado a los países del Alba. Consciente de la responsabilidad que embarga esta labor, Alarcón Camejo subrayó que las transformaciones en el sector responden, esencialmente, a la política trazada en el VI Congreso del Partido y al Lineamiento 221, vinculado a la industria farmacéutica y biotecnológica.
“Los resultados se deben, fundamentalmente, a la labor desarrollada en las UEB, al esfuerzo y al compromiso de los trabajadores, que no escatiman horas para cumplir los planes, manteniendo un control estricto de la calidad”.