Cargando...
Las imágenes ocuparon las portadas de los diarios mexicanos: 61 policías estatales, semidesnudos y amarrados, permanecían hincados en la plaza principal de la localidad de Tepatepec, en el central estado de Hidalgo, mientras los pobladores amenazaban con quemarlos vivos.
Era el 19 de febrero de 2000. El motivo de la indignación de los campesinos era la ocupación por la policía de la Escuela Normal Rural Luis Villarreal, en la localidad de El Mexe, y la detención de 176 normalistas que llevaban dos meses de paro tras el anuncio del Gobierno de reducir el cupo estudiantil.
Entre aquel episodio y el ocurrido el pasado lunes 13 de octubre en el suroccidental estado de Guerrero, cuando maestros, normalistas y residentes del municipio de Ayotzinapa incendiaron el palacio de Gobierno Estatal, hay una larga historia de represión y criminalización de los estudiantes más pobres del país.
Guerrero es el tercer estado menos desarrollado de la nación y, paradójicamente, uno de los más politizados. Ha sido uno de los más violentos. Y ahora está en la mira del mundo desde el 26 de septiembre, cuando policías de la ciudad de Iguala atacaron a un grupo de estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa. Los motivos del ataque aún son inciertos y, según lo trascendido, entregaron una cantidad de ellos al cartel del narcotráfico de los Beltrán Leyva. El saldo, hasta ahora, es de seis personas muertas, 25 heridas y 43 estudiantes desaparecidos, la mayoría de primer año.
La masacre abrió una cloaca que involucra al exalcalde, José Luis Abarca, y a su esposa, María de los Ángeles Pineda quienes estaban prófugos de la justicia y fueron detenidos el pasado martes. Según lo investigado, los nombres de la pareja figuraban en la nómina de pagos del grupo criminal. Además, durante la búsqueda de los estudiantes se han localizado otras 19 fosas clandestinas, con decenas de cadáveres, cifra que aumenta cada día.
Los normalistas rurales son los estudiantes más pobres del país, se preparan para educar a los campesinos necesitados en comunidades marginadas, a las que los maestros urbanos no quieren ir. Son personas, cuya única posibilidad de estudio son estas normales, fundadas en 1921 y que conforman el último reducto de educación socialista que se aplicó en México entre 1934 y 1945.
De las 46 normales rurales originales, solo quedan 15. La mitad fueron cerradas después del movimiento estudiantil de 1968 por el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz. Las que quedan, libran una continua batalla desde 1999 para que no las reconviertan en escuelas técnicas; pues los gobiernos estaduales las han asfixiado económicamente, con el argumento de que en el país no se necesitan más maestros de primaria, porque la dinámica poblacional redujo la matrícula.
La masacre de los normalistas de Ayotzinapa, que ha puesto a prueba la política de derechos humanos del presidente Enrique Peña Nieto, encontró un caldo de cultivo en la tensión que provocaron los intentos de los últimos Gobiernos por eliminar la escuela.
El 12 de diciembre de 2011, la policía asesinó a dos normalistas: Gabriel Echeverría de Jesús, quien estudiaba educación física, y Jorge Alexis Herrera Pino, que cursaba educación primaria; ambos participaban en el bloqueo de una carretera, en protesta por la reducción del presupuesto de la escuela, mientras 24 estudiantes más resultaron heridos y golpeados. No hubo sanción para los responsables de las muertes.
Ahora, casi tres años después, cuando se preparaban para viajar a Ciudad de México, a fin de asistir a la conmemoración del aniversario de la matanza de estudiantes en Tlatelolco, los normalistas fueron emboscados por policías municipales, y los detenidos, según las investigaciones y los testimonios, entregados a un grupo criminal para el que trabajaba el entonces alcalde.
Luego de más de un mes de angustias restos que podrían ser de los estudiantes se encontraron en el basurero de Cocula, donde fueron asesinados y luego quemados, afirmó el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, quien afirmó que los estudiantes siguen en calidad de desaparecidos hasta que no terminen los trabajos de identificación. No obstante, las familias continúan reclamando pruebas y amenazan con citar a un paro nacional para el venidero 20 de noviembre.
Es un hecho horroroso realmente, no se como se p uede conducir a esto, pero evidentemente debe haber un elevado envilecimiento en los autores intelectuales y lo ejecutores para llegar a este punto.
Hace muchisimo que ninguna de las aministraciones Mexico resuleve los problemas fundamentales del pais. Desde el punto de vista politico evidentemente los priistas tienen muchisima responsabilidad como tambien en su momentos los otros que por varios anos destronaron del monopolio gobernativo a estos.
Que situacion tan desagradable y complicada, pero fijese que el tema esta en las exigencias de parte de los estudiantes, aplastados en muchisimas naciones e injustificadamente tratados alli, por exigir sus derechos.
Ya han pasado muchos anos, pero aquella matanza, los asesinatos de Tlatelolco aun estan en la memoria de muchos, pues se trato de un crimen horrendo.
Hasta donde habra llegado el crimen que estos jovenes ha sido desaparecidos, sin el menor rubos, dea y por gobernantes corruptos, o por las mafias, que ademas se han aduenado de una buena parte del pais.