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Pérdidas millonarias por concepto de pago de flete, transportación de mercancías, dificultades para el intercambio científico entre docentes e investigadores, y para acceder a literatura, tecnologías y medios de enseñanza, así como limitaciones para adquirir computadoras, son en sentido general algunas de las más graves y complejas consecuencias del bloqueo imperialista que durante más de 50 años ha resistido Cuba.
Por ejemplo, de marzo del 2013 hasta abril del presente año, el Ministerio de Educación ha erogado 928 mil 600 dólares por concepto de pago de flete y transportación de mercancías de largo destino, según afirmó este viernes en conferencia de prensa Lisardo García Ramis, director del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas (ICCP); una de las razones que le permiten subrayar que “el bloqueo no es abstracto”.
El Doctor en Ciencias Pedagógicas dijo que esta cifra supera en más de cien mil dólares lo invertido el pasado año, y que con ese “simple insumo” podían haberse adquirido los tableros magnéticos de la educación especial, los medios didácticos para el desarrollo de habilidades en 500 círculos infantiles, los recursos para el mantenimiento hidráulico de todos los centros del país.
Asimismo se refirió a algunas afectaciones monetarias a causa de la no utilización del dólar norteamericano en el comercio exterior cubano, por lo que se ha dejado de ingresar más de 15 mil dólares.
Al comentar otras situaciones, explicó que “seguimos sin poder aplicar el régimen de consignación porque corremos alto riesgo de que las firmas distribuidoras realicen alianzas con distribuidores de Estados Unidos y nos cancelen los pagos, como ha pasado en otros sectores”.
García Ramis agregó que los efectos fundamentales del bloqueo en educación se concentran, fundamentalmente, en el aspecto financiero por la necesidad de la reubicación geográfica del comercio en mercados lejanos.
Recordó que Cuba tiene un crédito beneficioso con algunos países, particularmente con la República Popular de China, el que puede ser aplicado en distintos mercados. “Sin embargo —comentó— pagamos altas tarifas por concepto de flete para la transportación de productos que no adquirimos de para su uso inmediato. Hay que disponer de una reserva, a veces de más de tres o cuatro meses, para poder dar los servicios apropiados”.
El curso escolar empieza en septiembre, pero esos recursos —dijo— deben estar distribuyéndose en agosto, y permanecer en los almacenes con tiempo de antelación, eso implica que hay que pagar electricidad, gastos de mantenimiento y otras pérdidas.
Por su parte, el Ministerio de Educación Superior (MES), según declaró el viceministro Oberto Santín Cáceres, tiene contabilizado el daño económico por el bloqueo en alrededor de cuatro millones de dólares, según cálculos conservadores.
El viceministro aseveró que la política de Estados Unidos hacia Cuba persiste y se intensifica a pesar de los crecientes reclamos de la comunidad internacional y, particularmente, la de ese propio país que ha solicitado al gobierno norteamericano un cambio en la política hacia la Mayor de las Antillas, el levantamiento del bloqueo y la normalización de las relaciones bilaterales entre ambas naciones.
Entre los principales impactos negativos de esa política cruel e inhumana, Santín mencionó efectos de tipo económico y financiero, así como otros, difícilmente cuantificables, pero que cualitativamente atentan contra el desarrollo universitario.
Entre los ejemplos señalados, sobresalieron los ingresos dejados de percibir por exportaciones de bienes y servicios; las pérdidas por reubicación geográfica del comercio; afectaciones a la producción y los servicios y a causa del bloqueo tecnológico.
Estuvieron presentes además en el encuentro, que tuvo como sede el MES, María Victoria Villavicencio, directora de Relaciones Internacionales del ese Ministerio; Tania Rivas Quintero y José M. Febles González, sus homólogos en el Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (CENSA) y en la Universidad de La Habana, respectivamente.
