La voz del elector

La voz del elector

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El actual proceso incorporará nuevos planteamientos, porque los electores tienen la voz y le asiste derecho. Foto: Juan Carlos Dorado.
El actual proceso incorporará nuevos planteamientos, porque los electores tienen la voz y le asiste derecho. Foto: Juan Carlos Dorado.

El IV proceso de rendición de cuenta del delegado al Poder Popular (Gobierno) a sus electores y último del actual mandato está en marcha. Las asambleas que se realizarán en cada circunscripción (demarcación) del país posibilitarán que la población tenga de nuevo la posibilidad de plantear inquietudes y preocupaciones a fin de encontrarles soluciones o respuestas adecuadas y de analizar las problemáticas principales de la comunidad.

Constituyen en sí un espacio de encuentro entre los vecinos y quien los representa, en el que se hace valedera la voz de los electores.

Sin embargo, hay quienes consideran que resultan infructuosos, pues no siempre se toman en cuenta con la profundidad debida las opiniones que en ellos son expresadas o quedan como planteamientos perdidos en el tiempo y que nunca tienen solución o respuesta. Eso ha provocado que en muchos lugares los porcentajes de asistencia —como se ha reconocido— no resulten satisfactorios en comparación con la importancia de esas reuniones y el valor extraordinario del intercambio de ideas y opiniones entre el delegado y los electores, y entre los propios vecinos.

Obviamente, el proceso permite realizar reclamos que en la inmensa mayoría pretende solucionar problemas para mejorar la vida en la comunidad y desatar nudos que frenan el buen funcionamiento de determinados servicios y actividades vinculados de manera directa con la población.

Resulta notable la cantidad y complejidad de los problemas señalados por los electores, no siempre atendidos con la prontitud esperada y también debida, pero sí registrados, tomados en cuenta y chequeados con regularidad, según pudimos conocer en indagaciones realizadas para escribir estas líneas.

En ocasiones, como se ha insistido, las soluciones están en manos de los propios integrantes de la comunidad o el barrio, pero falta la convocatoria y la organización para ejecutarla, quizás hasta con un mínimo de recursos.

Por otro lado, hay planteamientos que requieren de financiamiento y recursos, los que deben estar considerados en los planes anuales de inversiones, y no pueden, por razones obvias, tener una respuesta de “ahora para ahorita”.

Sin embargo, en muchas ocasiones falta el diálogo, las explicaciones y la comunicación. Cuando se aportan argumentos sólidos y convincentes, los electores comprenden.

En esos intercambios, en los cuales se rinde cuenta de la gestión, no debe estar solamente el delegado; es preciso que acudan también a ellos, con más frecuencia, los directivos principales de las empresas y organismos que de algún modo tienen vínculos con la población, quienes muchas veces se mantienen alejados o no dan jamás la cara.

En ese sentido, resulta esencial la preparación que se haga de la reunión. De ella depende en buena medida el resultado, pues si no se crean las condiciones adecuadas, desde todos los puntos de vista, el desarrollo jamás será el adecuado, lo cual lacerará la apreciación que tendrán entonces los electores.

En esos encuentros, de acuerdo con lo orientado, debe brindarse una información de interés sobre las principales acciones y programas del territorio donde esté ubicada la circunscripción, siempre “aterrizándolo” al barrio, por razones obvias; rendir cuenta por parte del delegado de la gestión y el cumplimiento de sus deberes; debatir los temas que se consideren, entre los que no deben faltar el enfrentamiento a las indisciplinas sociales, la corrupción y el delito, y estimular a los vecinos que más se destaquen por su labor en favor de la comunidad.

Imprescindible resulta siempre una evaluación final del proceso, sobre bases objetivas, con la “manga al codo”, para considerar lo que no estuvo bien y encontrar las vías para mejorar.

La voluntad de solución debe permanecer “desde arriba y hasta abajo”, en el sentido de la gradación de las responsabilidades. Puede existir mucho interés en las estructuras provinciales, pero si las existentes en los municipios no se manifiestan de similar forma, los problemas demorarán demasiado —como ha ocurrido y ocurre— en solucionarse o no se solucionan nunca.

Los delegados, eslabón esencial en la estructura gubernamental y  representantes genuinos de la población, no tienen en sus manos una “varita mágica”. La gestión de ellos, por demás voluntaria, requiere de más apoyo, consideración y respeto.

El actual proceso incorporará nuevos planteamientos, porque los electores tienen la voz y le asiste derecho. Atenderlos adecuadamente resulta un deber ineludible, porque el poder —como se ha reiterado— le pertenece al pueblo.

Acerca del autor

Graduado de Profesor de Educación General en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de Villa Clara, Cuba (1979). Ha laborado en la Revista Juventud Técnica, semanario En Guardia, órgano del Ejército Central, periódicos Escambray, CINCO de Septiembre y Granma. Desde el año 2007 es corresponsal de Trabajadores en la provincia de Cienfuegos. Está especializado en temas económicos y agropecuarios. En 1999 acompañó en funciones periodísticas a la segunda Brigada Médica Cubana que llegó a Honduras después del paso del huracán Mitch. Publicó el libro Verdades sin puerto (Editorial cubana MECENAS). Ha estado en otras tres ocasiones en esa nación centroamericana, en funciones periodísticas, impartiendo conferencias a estudiantes universitarios, asesorando medios de comunicación e impartiendo cursos-talleres sobre actualización periodística a periodistas y comunicadores. Multipremiado en premios y concursos internacionales, nacionales y provinciales de Periodismo. Fue merecedor del Premio Provincial Periodístico Manuel Hurtado del Valle (Cienfuegos) por la Obra de la Vida – 2012. Le fue conferido el Sello de Laureado, otorgado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC). Mantiene evaluación profesional de Excepcional.

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