Del salario, la incomunicación y otros… ¿demonios?

Del salario, la incomunicación y otros… ¿demonios?

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El trabajo de los ayudantes de la tienda no es fácil, demanda mucho esfuerzo físico y por tanto ellos consideran que deben cobrar de acuerdo a ello. Foto: De la autora
El trabajo de los ayudantes de la tienda no es fácil, demanda mucho esfuerzo físico y por tanto ellos consideran que deben cobrar de acuerdo a ello. Foto: De la autora

Luis, Edilberto y José desde hace algunos meses no dejan de fruncir el ceño: les preocupa que en sus bolsillos disminuya el salario, aunque trabajen mucho, igual que siempre. Ellos son ayudantes en la Tienda de Materiales de la Construcción Jayamá, del reparto Julio Antonio Mella, en la ciudad de Camagüey, y se encargan de cargar y descargar cuanto carro se llegue al lugar.

A cualquier hora se les puede encontrar en esas faenas, porque aunque tienen un horario, si hace falta ellos trabajan fuera del mismo. Claro que el recibir remuneraciones de más de mil 500 pesos los estimula, y mucho.

Esa razón atrajo a varios jóvenes, sobretodo porque veían la posibilidad de un futuro mejor con los beneficios que anunciaba la Resolución No. 17. Esa disposición, emitida este año por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), pretende lograr una mayor vinculación entre el salario a los resultados, un loable empeño; pero…

Siento un “run run”

Desde el mes de junio un “run run” llegó a la tienda. “La información se filtró; nadie nos decía nada, lo único que sabíamos era que ya no nos iban a pagar como antes, sino solo los 260 pesos de salario básico”, explicó Luis Ramón Cabrera Alegre, uno de los ayudantes. Y desde entonces los más de 20 trabajadores de allí viven inmersos en una nebulosa que les trajo afectaciones en el salario.

Un día fueron citados para la sede de la Empresa Provincial de Comercio Minorista de Camagüey, entidad a la cual pertenecen desde inicios del actual año, para conocer que en los restantes meses cobrarían sobre la base de otro sistema de pago.

Hasta ahí duró la tranquilidad. Las nuevas tasas eran inferiores y, como planteó Luis, “medían tiempo y no el esfuerzo físico” . “Nosotros sabemos que deben cambiar, pero no podíamos estar de acuerdo con eso; fíjate que si cargamos 20 metros de gravilla nos ganamos tres pesos y eso, entre ocho operarios”, asegura José Manuel Pérez Guzmán, también ayudante.

“Como no estuvimos de acuerdo con esos nuevos parámetros – acotó Rigoberto Díaz Téllez, administrador del centro–, se decidió que el Instituto de Perfeccionamiento de Estudios Laborales (IPEL) en la provincia los revisara. Ya debe haber terminado, pero no se ha informado nada ni se han discutido con los trabajadores. Y lo que tenemos entendido es que se prorroga la ’17’ debido a eso mismo”.

Mientras, los trabajadores creyeron que cobrarían como siempre. “Era lo lógico”, comprendían todos, incluida Ania Díaz Cabrera, la contadora del centro. Pero otra fue la realidad: “El salario disminuyó. No sabemos si trabajamos menos y eso influyó, pero el plan se sobrecumplió y es verdad que nos explicaron que no se iba a pagar más por la vieja resolución, pero queríamos que nos pagaran lo que habíamos hecho. Es una incertidumbre en la que vivimos. Hagamos lo que hagamos no sabemos realmente qué salario vamos a cobrar”, aseveró José.

La comunicación se ha perdido

Las quejas comenzaban a hacer mella. Nadie explicaba nada y la comunicación se perdía entre el silencio de todos y el incumplimiento de los mecanismos de comunicación institucional que deben reinar en todas las empresas.

En ese sentido, Díaz Téllez, reconoce que se había hablado de establecer un sistema de pago por resultados hasta que se aplicara definitivamente la normativa, pero “no sé por qué esa decisión no se le informó a los trabajadores. Quien debía hacerlo era la dirección de la empresa”.

¿Acaso el administrador no se erige como intermediario entre los obreros y la máxima dirección empresarial? ¿Será que las informaciones viajan solas? Las dudas persisten, y mientras tanto, estos hombres cada mes dejan de cobrar hasta 600 pesos.

Reinaldo Remón Figueredo, subdirector de Recursos Humanos de la Empresa explicó: “La ’17’ está detenida porque Comercio incumple su plan de circulación mercantil, lo cual no afecta salario básico pero sí dificulta los pagos adicionales. Así ocurre debido al deterioro que presenta un indicador de eficiencia tan importante como el valor agregado”.

  Las razones existían, pero nadie las divulgó. Lo peor es que, muy lejos de las oficinas y los planes de papel, Luis, José y Edilberto continúan paleando arena, moviendo bloques… y con menos dinero en los bolsillos.

 

Pie de foto: El trabajo de los ayudantes de la tienda no es fácil, demanda mucho esfuerzo físico y por tanto ellos consideran que deben cobrar de acuerdo a ello(Guía de foto: foto 1 aplicación 17 rastro cmg)

Pie de foto: Iván Rodríguez Lastre, secretario de la sección sindical de la entidad reconoce que la falta de comunicación sobre lo que cobrarían ha provocado incertidumbre entre los trabajadores (Guía de foto: foto 2 aplicación 17 rastro cmg)

Pie de foto: Las manos y la piel de estos hombres se dañan, y muchas veces ocurre por no contar muchas veces con los medios de protección adecuados (Guía de foto: foto 3 aplicación 17 rastro cmg)

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Un comentario en Del salario, la incomunicación y otros… ¿demonios?

  1. No hay arreglo con la concepción estatalista asalariada de la economía. Los burocrats son peores que los capitalistas, pues a estos le importa mucho que sus trabajadores no se le vayan. A los burocratas de la provincia o la nación le importa un tamarindo verde que la empresa tal se quede sin trabajadores….No companeros, acabemos de enfrentar el problema en la raiz. Ni la propiedad estatal burocrática ni el trabajo asalariado tienen nada que e con el socialismo. El estado no está para administar empresas ni para poner salarios. Las empresas deben pertener a los colectivos laborales y el estado solo recibir dinero proveniente de impuestos.

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