Por Alina M. Lotti y María de las Nieves Galá
Un reconocimiento a los maestros, a la labor abnegada que desarrollan todos los días, convencida de que resultan imprescindibles, pues en sus manos está la continuidad histórica de la Revolución, resume la intervención de la ministra de Educación, Ena Elsa Velázquez Cobiella, a propósito de los reportajes publicados en estas páginas sobre el éxodo de los docentes*.
En el encuentro —donde también participaron viceministros del MINED—, la titular del sector admitió con absoluta franqueza y sentido autocrítico que el problema abordado es multifactorial, cuya solución no depende, exclusivamente, de la institución que dirige. “Hay cuestiones, dijo, que son decisiones del país y se resolverán en el momento en que estén las condiciones creadas”.
No obstante, aseguró que mucho puede hacerse desde el propio Ministerio, el Sindicato Nacional de Educación, y las organizaciones políticas y de masas, para enaltecerlos y lograr un mayor acercamiento entre la familia y la escuela.
Asimismo, subrayó que ese reconocimiento parte del propio maestro, porque uno “bien plantado”, como se dice, siempre va a ser distinguido por alumnos, padres y la sociedad en su conjunto.
Actualizó algunos datos relacionados con el éxodo, reportados durante el pasado curso escolar y sobre la base de la propia declaración de los trabajadores: 427 causaron baja por inconformidades con la evaluación; 166 por acercamiento a la residencia; 766 por mayor remuneración; 37 por inconformidad con los métodos y 2 mil 343 alegaron problemas personales.
Condiciones económicas del país determinarán incremento salarial
En cuanto al tema salarial, asunto planteado por maestros, directivos y dirigentes sindicales, la titular expresó que la máxima dirección de la nación tiene conciencia y posee la voluntad de resolver el problema, mas eso se hará de manera ordenada y cuando la economía del país lo permita.
Comentó ampliamente la preocupación de una maestra del municipio villaclareño de Sagua la Grande, en relación con el pago durante julio, agosto y septiembre. En este sentido aclaró que el pago se realiza por mes vencido; así hasta el día 10 se percibe el del mes anterior, según lo establece el convenio colectivo de trabajo.
En julio se remunera junio, y antes de salir de vacaciones se paga todo lo trabajado en el séptimo mes del año, además de las vacaciones. Luego, en septiembre, se cobra lo acumulado a fines de agosto, y en octubre continúa el proceso.
Eso es lo normado, no obstante, no descartó que pudieran estudiarse otras variantes de conjunto con el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, para lo cual siempre se tendrán en cuenta los criterios de los colectivos.
Papeleo: solo tres documentos fundamentales
Un asunto llevado y traído por los docentes, que incide en el abandono de las aulas, es el exceso de papeles. En este punto la Ministra reiteró una vez más que solo tres documentos se deben exigir: el plan de clases, el registro de asistencia y evaluación y el expediente acumulativo del escolar.
El plan de clases es un arma importante, una guía metodológica. Este debe recoger los objetivos y el desarrollo de la clase, los métodos y medios de enseñanza a utilizar, el sistema evaluativo; y la extensión depende de la preparación y maestría pedagógica del docente. Por su parte, el registro de control de asistencia y evaluación es un documento elaborado por el Ministerio, “¿de qué otra manera puede controlar diariamente estos aspectos?”, se preguntó.
Sobre el expediente, afirmó que es una especie de “historia clínica” del estudiante, donde se recogen los datos fundamentales, se reflejan las notas y una caracterización de la familia y del alumno. Aclaró que cuando el docente visita al educando no tiene que redactar un acta, sino reflejar aquí sus criterios, pues hay espacio para eso.
Al abundar sobre el tema, la viceministra primera, Cira Piñeiro Alonso, destacó que el maestro tiene que controlar el proceso docente, cómo marchan sus estudiantes, de ahí que con determinada regularidad deba revisar las libretas y cuadernos de trabajo. “Hemos estado insistiendo que esas son tareas que el profesor puede realizar dentro de su jornada laboral, y no ser una carga para desarrollar en el hogar”.
En este aspecto distinguió a los directivos de los centros, que sí deben llevar otros planes y documentos, de acuerdo con sus propias responsabilidades.
La viceministra Irene Rivero apuntó que en ocasiones problemas que se pueden debatir en determinados espacios se sustituyen por informaciones y estadísticas. Señaló que el profesor debe caracterizar a los alumnos, saber quiénes usan mal el uniforme, no hacen las tareas escolares o son indisciplinados. De esta manera, en los colectivos de ciclo, de grado y de departamento se pueden realizar tales análisis que, salvo excepciones, no tienen que entregarse por escrito.
Consciente de que lo orientado en el Ministerio no siempre se cumple cabalmente en la base, la Ministra subrayó que en alguna escuela pudieran presentarse otras exigencias, a partir de que en el país funcionan 10 mil 366 centros, de ahí el actuar diferenciado y personal de directores, jefes de departamentos, de grado, de ciclos.
Para educar, ¿tiempo extra?
Relacionado con el criterio de que “si el estudiante no asiste a la institución eso constituye un problema del maestro” —expuesto a partir de la publicación de los reportajes—, la titular ratificó que esta situación debe ser objeto de preocupación por parte del docente, que debe visitarlo, convocar a los padres. “En el aula cada educador es dueño y está en su derecho de exigir a los alumnos y coadyuvar al apoyo y la participación de la familia en la educación de sus hijos.
“Aquel que permite que se use incorrectamente el uniforme incumple lo establecido —enfatizó—, y quienes han mejorado en este indicador lo han logrado gracias a la exigencia, al intercambio con los padres. No se trata de una labor extra; el docente está frente al aula y tiene la responsabilidad de velar por el comportamiento de los educandos en todos los sentidos, también respecto al cuidado de la propiedad social”.
Al argumentar sobre otros planteamientos, expresó que el Ministerio no alienta el promocionismo ni de ello depende la evaluación profesoral. Como ha explicado en otras ocasiones, la Ministra aclaró que este proceso debe concebirse de manera integral, y los directores de las instituciones, máximos responsables del quehacer evaluativo, deben ser capaces de demostrar a los subordinados si los resultados se corresponden con la labor efectuada.
“A veces es más fácil evaluar por los aspectos cuantitativos y no señalar que dejaron de hacer esto o aquello, que las clases no tuvieron calidad, no aportaron a la preparación metodológica, no realizaron de manera adecuada el trabajo educativo. Claro, todo eso es más difícil, pues requiere de un sistema de control”.
Con anterioridad para alcanzar la categoría de MB debían acumular más del 95 % de asistencia, lo que fue modificado. No obstante, comentó la importancia de mantener alto y estable tal indicador, pues de su permanencia en las aulas depende la calidad del proceso docente educativo, la realización de actividades con los educandos, el cumplimiento de las horas de preparación metodológica. De no ser así, se afecta todo y se sobrecargan otros trabajadores. (Continuará)
*En alusión a los reportajes ¿Por qué te vas? (I) y Las marcas del éxodo (II), publicados en estas páginas el 22 y el 29 de septiembre, respectivamente.
Acerca del autor
Graduada en Licenciatura en Periodismo en la Facultad de Filología, en la Universidad de La Habana en 1984. Edita la separata EconoMía y aborda además temas relacionados con la sociedad. Ha realizado Diplomados y Postgrados en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. En su blog Nieves.cu trata con regularidad asuntos vinculados a la familia y el medio ambiente.