La reconocida artista peruana Sonia Cunliffe es una de las invitadas a la XV Bienal de La Habana con un proyecto que ha movido sensibilidades, sentimientos y memorias en torno a un tristemente célebre suceso en la historia pos revolucionaria de Cuba: la Operación Peter Pan, así como sobre uno de los primeros programas emprendidos en 1961 por la cultura en favor del enriquecimiento espiritual del pueblo: el Cine Móvil, surgido a propuesta de Héctor García Mesa, entonces director de la Cinemateca de Cuba.
Interesada en asuntos medulares relacionados con el devenir socio cultural de la Mayor de las Antillas luego del triunfo insurreccional del Primero de Enero de 1959; la Cunliffe participa en la Bienal con su videoarte titulado Operación Peter Pan. De ausencia en ausencia, con el cual acentúa su prestigio ya consolidado por la crítica insular con sus investigaciones y propuestas visuales recreadas en la exposición Documentos extraviados: Niños de Chernóbil en Cuba, presentada en 2019 en la Fototeca de Cuba, y en su memorable idea que bajo el título de La encrucijada del hombre nuevo, una utopía vista en el tiempo, sobre la Campaña de Alfabetización, integrada al programa de la anterior edición de la Bienal de La Habana.
Esta vez la artista se introdujo en uno de los episodios más siniestros, entre los acometidos por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), con la asistencia del Departamento de Estado de Estados Unidos y el apoyo de la contrarrevolución interna y externa, e instituciones católicas que hicieron circular el engendro noticioso de que el gobierno cubano le arrebataría los hijos a sus padres y los privaría de la Patria Potestad. Mediante la puesta en práctica de la Operación Peter Pan, fueron trasladados a Estados Unidos y España más de 14 mil niños cubanos sin acompañantes.
Sensibilizada con las terribles consecuencias derivadas entre las familias cubanas por la separación de sus hijos menores de edad, a través de su audiovisual la Cunliffe fusiona fragmentos del documental La manzana perdida, del productor y director canadiense, Cliff Solway (Toronto, Ontario, 1926- 2009), film que se proyectaba en los campos de refugiados con el fin de preparar psicológicamente a los infantes; con otros segmentos de la célebre película de Walt Disney, Peter Pan, un personaje ficticio creado por el escritor escocés James Matthew Barrie para una obra de teatro estrenada en Londres el 27 de diciembre de 1904 llamada Peter Pan y Wendy; quienes viven en Nunca Jamás, una isla poblada por piratas, indios, hadas y sirenas, donde experimentan numerosas aventuras junto a sus amigos.
El animado fue dirigido por Clyde Geronimi, Wilfred Jackson y Hamilton Luske y se estrenó el 5 de febrero de 1953.
En la película animada Wendy y sus hermanos abandonan sus hogares para conocer a Nunca Jamás, pero luego pueden retornan; sin embargo, los pequeños sacados de Cuba nunca más pudieron regresar junto a sus padres.
En tal sentido, la Doctora en Ciencias de la Comunicación y profesora titular de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, Maribel Acosta Damas, asesora del proyecto de la Cunliffe, en las palabras al catálogo de la muestra, subraya que “de la animación, la artista toma la exaltación de un mundo en el que los niños descubren su libertad por fuera de los confines de la rígida educación eduardiana, y esto los lleva a descubrir lo que es volar por los aires de la mano de Peter Pan, personaje eternamente juvenil (el recordatorio de que, una vez perdida, la niñez no puede ser recobrada). ´La manzana perdida´, de otra parte, le ofrece la filmación en blanco y negro de la extraña y súbita experiencia de un niño cubano que se ve completamente solo en un campo de acogida para niños y niñas ´Peter Pan´, en La Florida”.
La también Presidenta de la Comisión Nacional de la Carrera de Periodismo señala que “con la mira puesta en cortar el consumo pasivo por parte de los espectadores, Cunliffe contrapone ambas fuentes para señalar no solo la brecha insalvable entre la fantasía de libertad del dibujo animado y la realidad dura y triste que significa adaptarse a un nuevo entorno que no es el hogar que se tuvo hasta ayer, sino que también explora la distorsión del ritmo y el sonido de la imagen en movimiento para incrustar la noción de que lo que se instaló en innumerables vidas, fue un trauma en la bio sicología de individuos en etapas cruciales de formación de la persona. No es, pues, solo un logro consistente en el entretejido combinatorio de materiales, originalmente fílmicos, por un tratamiento mediante herramientas digitales, sino en la videografía como revelación de un corte drástico, que genera ausencias -o lagunas-, en el hilo afectivo e íntimo que une a la consciencia de cada persona con la constelación de recuerdos que son su vida”.
Tras un arduo proceso de estudio y de interiorización en este suceso, la artífice produjo un videoarte de ocho minutos de duración, proyecto con sólidos presupuestos conceptuales en el que asume un papel preponderante el Cine Móvil, un programa que la colega Maribel Acosta le sugirió tener en cuenta y que fue emprendido durante 20 años por el entonces recién fundado Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) con el propósito de llevar el séptimo arte a apartadas zonas del territorio nacional; para lo cual se utilizaron camiones soviéticos, de los que en Camagüey se encuentra el último, conservado como medio de transporte de carga por su proyeccionista y chofer, Alberto Sedeño, quien se inició en esta labor cuando tenía 22 años de edad. Descubierto él y su ya histórico vehículo por la Cunliffe, varias décadas después, prontamente se integraron a los presupuestos estéticos de su obra, en tanto surgía entre ambos un fuerte y amistoso acercamiento.
El videoarte Operación Peter Pan. De ausencia en ausencia, cual remembranza del pleno apogeo del Cine Móvil, se exhibió en diferentes lugares de la capital gracias al entusiasta apoyo y el empeño del chofer y proyeccionista Alberto Sedeño, quien hizo posible la materialización de esta idea con su viejo camión, el cual fue rehabilitado como una pequeña salita de cine, mediante la entusiasta cooperación de varios artistas e instituciones.
Cientos de personas tuvieron la oportunidad no sólo de revivir uno de los programas más hermosos emprendido a través de la política cultural de la Revolución Cubana; sino asimismo reflexionar sobre un criminal plan que ocasionó entre aquellos niños desterrados sentimientos de desarraigo, abandono y dolor por el arbitrario alejamiento de sus padres, suceso que, además, les dejó profundas marcas y efectos psicológicos; víctimas inocentes de un macabro empeño que tenía como fin esencial derrocar al gobierno encabezado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Sustentado en los valores culturales e históricos de este videoarte, el presidente del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, Alexis Triana, sugirió incorporar este proyecto al programa del recién concluido 45 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano y fue presentado en Casa de las Américas, cual narrativa extendida hacia otras audiencias.
El crítico de arte y curador independiente peruano, titulado en genética en la Universidad de York, Gran Bretaña, Jorge Villacorta, en torno al proyecto de la Cunliffe describe las crudas experiencias de los infantes incorporados a la Operación Peter Pan a través de escenas recogidas en el documental La manzana perdida, de Cliff Solway: “Unos ocho años de vida, una maleta a la altura de la cadera, la llegada a un campamento de acogida en Miami, que desde ese día se convertirá en su hogar.
“Unos cuatro años —agrega—. Espera en la fila para lavarse las manos junto a otros niños. Se seca con su batica blanca, como perdida, ante la ausencia de alguien que vele por ella. Alrededor de siete años. Solo, frente a la cama de su campamento, llora con las manos en el rostro, como para que nadie se dé cuenta”.
Por su parte, Nelson Ramírez de Arellano, director de la XV Bienal de La Habana, dijo a Cubadebate que este videoarte posee elementos colaborativos entre artista, proyeccionista y espectadores, que permiten al público ser partícipe de la obra y sentirla suya. “Este trabajo —comentó— proviene de las artes visuales, se apropia del cine y deconstruye dos obras cinematográficas para crear una tercera. Luego se vincula a un proyecto de cine móvil y ocurre un fenómeno de transdisciplinariedad, donde la artista crea valores dentro de otra disciplina”.
Operación Peter Pan. De ausencia en ausencia, viene a dar continuidad al interés de Sonia Cunliffe, por rescatar la memoria, por hurgar en el pasado y su trascendencia al presente, para lo cual se introduce en estudios e investigaciones que sustentan las tesis de sus trabajos. «Sentí el compromiso de traer la historia de la Operación Peter Pan al presente», afirmó la artista a Cubadebate.
Asimismo precisó que cuando conoció “la historia de la Operación Peter Pan me pareció muy fuerte. No podía comprender, siendo madre y mujer latinoamericana, cómo los padres enviaban voluntariamente a sus hijos solos a otro país, donde la mayoría no conocía a nadie, ni entendían las costumbres o el idioma. Luego descubrí el rol nefasto de la iglesia católica, siendo yo misma católica; y advertí el poder de las noticias falsas en el comportamiento de las personas. Entonces sentí el compromiso como ser humano de traer esa historia al presente, para que no se repita”.
Sonia Cunliffe es reconocida internacionalmente por sus trabajos relacionados con la fotografía, la investigación, la archivística y la apropiación. Estudió artes plásticas y fotografía en la escuela panamericana de Sao Paulo (Brasil); estudió historia del arte en el instituto Tomie Othake (Sao Paulo), e Historia de la fotografía en el MAM (Sao Paulo).