El modelo de Alemania se agotó. La locomotora de Europa quedó rezagada: es la principal conclusión del libro “Kaput (roto): el fin del milagro económico alemán”, del periodista alemán Wolfgang Münchau.
En el momento de mayor apogeo de la globalización fue el «campeón mundial de las exportaciones»; el gas ruso abastecía de combustible barato a sus industrias y China era un gran socio comercial como mercado, y los automóviles, las empresas químicas y de ingeniería vivieron momentos dulces, aseguró BBC Mundo en un largo análisis.
El mundo en el que Alemania dominó ya no existe. Eventos como el Brexit, el aumento de los aranceles del entonces presidente Donald Trump (2017-2021), la guerra en Ucrania y el ascenso de China, que de comprador pasó ahora a competidor, pasaron factura su modelo industrial, opinó.
No fueron las únicas causas. “Tal vez el mayor de todos los shocks provino de la tecnología”, afirmó Münchau en el citado libro. «La Alemania de hoy tiene una de las peores redes de telefonía móvil de Europa. El fax sigue reinando en el ejército y en los consultorios médicos. Y hay muchos comercios que todavía sólo aceptan dinero en efectivo.”
Cuando la industria automovilística comenzó a incursionar en los coches eléctricos, los directivos alemanes del sector consideraban que “eran juguetes de niñas”, ejemplificó el también director del medio especializado EuroIntelligence, para confirmar que la obsolescencia tecnológica fue un factor principal de la caída.
Responsabilidad de la excanciller Ángela Merkel
En la década del 2010, el país aumentó su dependencia del gas ruso (más barato), invirtió menos en fibra óptica e infraestructura digital e incrementó su dependencia de las exportaciones, decisiones de las cuales Münchau responsabiliza al “largo reinado de (la excanciller) Ángela Merkel” (2005-2021).
La antaño envidia del mundo occidental, le faltaron reformas económicas significativas y una excesiva concentración en la política exterior en detrimento de la innovación y la planificación económica de largo plazo, lo que incide en el sufrimiento de los grandes productores de los sectores químicos y automotor, al cual arrastra al pequeño tejido empresarial que abastece de componentes.
BBC preguntó a Münchau que si Alemania registra hoy una economía de crecimiento muy bajo a la que nadie está acostumbrado. “¿Qué va a pasar con Europa?”
La primera respuesta fue lacónica: “Europa va a sufrir”. Y a continuación explicó que si el país no crece económicamente, no hay margen fiscal para ampliar el presupuesto y estará menos dispuesto al apoyo a la Unión Europea, de la cual es gran contribuyente neto; también que se muestre reacio a financiar la guerra en Ucrania.
El éxito de Alemania originó su crisis
Parece una paradoja, pero lo que fue una fortaleza en un período es la base de la debilidad ahora, sentenció. Dependía mucho de Rusia y China y, mientras la geopolítica fue bien, este era un gran modelo que producía crecimiento y prosperidad. Lo mismo con la tecnología.
Pero, ambos factores han cambiado mientras que las empresas siguen siendo las mismas, siguen intentando hacer negocios en esos mercados tradicionales. No obstante, los anteriores márgenes de ganancias de las buenas empresas de ingeniería, ahora se obtienen en inteligencia artificial y tecnologías digitales.
“Alemania no se adaptó y es por eso que se encuentra en la situación actual”, concluyó Münchau.
El auge económico del país comenzó realmente después de la Segunda Guerra Mundial y a fines de la década de 1940 hubo un período de nuevas empresas con mucho dinamismo en la economía, basado en la ingeniería y la industria.
Los oleoductos y los reactores nucleares eran los engranajes que impulsaban la economía alemana y la fuerza vital de su modelo industrial. Fueron estos oleoductos los que más tarde darían acceso al petróleo noruego y al gas ruso. Esa primera fase del “milagro” duró hasta bien entrada la década de 1970, según la propia fuente.
El período de 1980 a 1990 fue más problemático porque la unificación costó mucho dinero. Pero en 2005 llegaría una segunda fase, que duró hasta aproximadamente 2018.
Alemania vivió un período de éxito entre 2005 y 2015, al que se conoce como el «milagro alemán moderno», aseveró Münchau.
¿Posible recuperación?
El analista es pesimista a que Alemania renazca de sus cenizas como hizo en el pasado cuando los problemas eran de competitividad y costos, porque está vendiendo productos obsoletos que no están en la vanguardia de la tecnología.
“Esto se debe a que el país se perdió el siglo XXI en términos de toda la revolución digital. Pasó años invirtiendo en tecnologías equivocadas. En los automóviles, es obvio porque podemos verlo. Pero también vimos una lenta digitalización de las industrias existentes. La tecnología digital invadió los dispositivos mecánicos en los que el país era puntero y no supo adaptarse”, argumentó.
En el libro Kaput, mencionó la aversión a la digitalización que tienen los alemanes, al tiempo que la falta de diversificación de la economía pasó factura a su posición de vanguardia y en su opinión, el retroceso difícilmente podrá revertirse.
“A día de hoy, Alemania tiene una economía de muy bajo crecimiento y se preguntan qué sucedió. Y lo que sostengo en mi libro es que estas malas decisiones se tomaron en las décadas anteriores”, apuntó.