Bancarización en cámara lenta

Bancarización en cámara lenta

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Tras la entrada inalterable de la cotidianidad cubana al proceso de bancarización, la realidad artemiseña puede compararse con la técnica cinematográfica de cámara lenta. Así andamos luego de la aprobación en agosto de 2023 de la Resolución 111 del Banco Central de Cuba.

En el MAE alquizareño son muy pocas personas las que utilizan el pago en línea . Foto: Giselle Vichot Castillo

 

El llamado inminente a apostar por el empleo de canales electrónicos de pago y la reducción del uso de efectivo, en un contexto de crisis económica, de resistencia al cambio y sin la infraestructura adecuada para ello, devino, para algunos, más que solución, un problema. Verdaderamente el escenario en el territorio no coincide con los avances que ya existían desde mucho antes en la capital cubana; como tampoco los hechos de una localidad en particular corresponden con la realidad del municipio cabecera.

Según datos ofrecidos a este semanario por Maribel Bravo, viceintendente del Consejo de la Administración Municipal en Alquízar, al cierre de julio, “el 95,6 por ciento (%) de las entidades estaban domiciliadas; sin embargo, las operaciones bancarias por canales de pago electrónico estaban a un 54%, muy por debajo de la media provincial”, arguyó.

A decir de la funcionaria, la mayoría de los trabajadores poseen una tarjeta magnética de salario, pero muy pocos administran su capital de manera virtual. Esa es una realidad, aunque desde el grupo de bancarización se insista en la importancia de concientizar a las personas, sobre la eficacia y seguridad de usar las plataformas de pago en línea y aunque el 40% de los establecimientos comerciales presten el servicio de QR.

“Nos falta creer con ganas en el proceso. Más divulgación. Poner de verdad a disposición de los usuarios las herramientas. Pero eso es misión de quienes están al frente de los comercios. Exigir a sus dependientes que así sea”, precisó.

De acuerdo con Bravo, lo cierto es que sirve de muy poco tener en un mostrador o colgado de una pared del establecimiento el código QR, sin insistir en que todo el que pueda y lo desee haga uso de él.

En tierras fértiles, asignatura pendiente

Aún con la fuerza que tiene dentro del municipio la actividad agrícola, todavía hay que ponerle mucho orden, pensamiento y empeño a la comercialización de productos agropecuarios por medios de pago electrónico.

Lázaro Pulido, delegado municipal de la Agricultura explicó que de los 27 puntos de venta del sector estatal, incluyendo los cuatro establecimientos en la capital cubana, el 100% de estos tiene habilitada la opción de pago por QR. Sin embargo, de las 58 tarimas pertenecientes a Trabajadores por Cuenta Propia (TCP) solo seis ofrecen esta posibilidad.

En el Mercado Agropecuario Estatal (MAE), Caridad Rodríguez, jefa del Colectivo Laboral, refiere que de los 160 930 pesos obtenidos de las ventas a la población, al cierre de agosto (un mes de números muy bajos), ni un solo centavo corresponde a pagos en línea.

Alexander Valle, el dependiente, recuerda que desde que se implementó esta posibilidad una misma persona, en dos ocasiones, le ha solicitado esta opción. “Yo creo que nos falta cultura en materia de pago electrónico, porque son muy pocas personas las que utilizan el servicio. También aquí por lo general quienes más nos visitan son ancianos. Para ellos es más difícil el procedimiento. A veces, no poseen ni la tecnología para hacerlo”, argumentó la jefa.

“Asimismo, nuestros productos se comercializan a precios módicos, comparados con las ventas en el sector no estatal. La malanga, que es lo más caro, tiene un precio de 70 pesos la libra. Las personas evitan enfrentar los pasos de autenticación en la plataforma, escaneo del código, mensaje de verificación… si al final suelen pagar solo unos 200 pesos, por dos libras del tubérculo y algo más”, añadió.

Pero el escaso uso de las vías electrónicas de pago en la localidad no es exclusivo de la tercera edad, ni de los productos  baratos.  La  Mipyme  Rivera, con un espacio arrendado dentro del propio mercado alquizareño, el día de nuestra visita ofertaba varios productos a precios más elevados, entre ellos el demandado paquete de tres kilogramos de perro caliente, a 3 100 pesos, oferta que ese día nadie pagó usando el código QR, según dijo Jessica Cala, la dependiente.

La Mipyme Rivera pone a disposición de los clientes el pago por QR . Foto: Giselle Vichot Castillo

Ante la interrogante de por qué no usaba el pago en línea, Xiomara Chenal, una de las clientas allí reunidas, respondió que le encantaría. Incluso conocía de las bonificaciones de la Unión Eléctrica Nacional; pero, un error en el número de su carné de identidad, al otorgársele su tarjeta de salario, le impedía instalar la aplicación Transfermóvil.

 

Más allá de la tarima

Las trabas al proceso no se limitan solo a la escasa cultura de la población con estos temas, o su preferencia por el pago en efectivo. La cuestión va más allá, como explicó el delegado de la agricultura.

“Realmente la bancarización es una asignatura pendiente para los mercados y puntos de venta. Razones existen muchas, pero consideramos que algunas de las más puntuales tienen que ver con las peculiaridades del sector productivo nuestro, que aún necesita mucho del efectivo.

“Por poner un ejemplo. La mano de obra que pagan hoy nuestros productores a trabajadores eventuales del campo oscila entre los 1 000 y 1 500 pesos la jornada. Una paga que reclaman en efectivo personas que generalmente andan de paso por la provincia, sin domicilio legal, y mucho menos con una tarjeta para tales fines.

“Por otro lado, quienes se han insertado para bien al proceso, y tienen activadas sus cuentas fiscales, para operar por los canales establecidos, alegan entonces que luego, para acceder al efectivo deben ir varias veces al banco para retirarlo poco a poco en pequeñas cuotas y justificar allí la procedencia del dinero.

“Como consecuencia, las acciones de bancarización son escasas y deprimidas, aunque también es parte de nuestra gestión ponerle mayor intencionalidad al asunto”, reconoce, Lázaro Pulido, el delegado.

Tiempo de correr

El barco de la bancarización ya zarpó y no queda otra que navegar en esos mares, aunque el tiempo malo vaya en contra. Tampoco se trata de un capricho a ciegas. Resulta, quizás, el mecanismo más efectivo para controlar los flujos financieros en momentos donde cada contribución es más que necesaria.

Por eso, con la entrada en vigor en abril pasado de la Resolución 245/2023, en la localidad se han tomado medidas imprescindibles para contribuir a la eliminación de un grupo de distorsiones y ya suman 14 multas a contribuyentes por la no apertura de cuentas fiscales, así como por no tener movimientos en ellas.

Claro que no es esa la mejor solución. Se trata de capacitar, concientizar a la población sobre la importancia de asumir para bien el hecho. Mientras en la otra parte habrá que mejorar la calidad de los sistemas de datos, los constantes fallos en las plataformas de pago y buscar alternativas para quienes residen en las zonas de silencio, pues todo este proceso pasa por un componente de altísimo soporte tecnológico. (Tomado de Artemiseño)

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