Surgido a finales de los años 70 del pasado siglo en las comunidades afronorteamericanas de New York, el Rap, uno de los pilares musicales del hip hop, casi siempre es asociado a la marginalidad y la chabacanería. Sin embargo lo mejor de este género con su sello contestatario siempre estuvo, y de seguro estará, a favor de las mejores causas sociales.
Así volvió a suceder este jueves, en el teatro Guaso, donde un grupo de artistas guantanameros, convocados por el rapero Osmel Díaz y el pintor Carlos Rafael González, realizaron una emotiva cantata por la paz y la liberación de los tres antiterroristas cubanos, encarcelados injustamente en cárceles de los Estados Unidos, que hizo estremecer a un público mayoritariamente juvenil.
Una puesta en escena poco usual en los escenarios guantanameros que dio inicio desde las puertas del teatro con un clamor por el fin a la guerra protagonizado por el Proyecto Diamante Negro, así como la utilización de diferentes efectos visuales e infográficos estuvieron presentes en el concierto que contó con la presencia de representantes de diferentes organizaciones políticas y de masas y de la delegación provincial del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP).
La compañía Danza Fragmentada, el quinteto de Saxofones, el declamador Benito Heredia con su versión del Padre Nuestro Latinoamericano, Yahenda Matos y otros artistas acompañaron a la banda La Real Familia y su líder Osmel Díaz, quien dejó escuchar algunas de sus últimas creaciones, un rap inteligente y profundo en su sencillez.
Para redondear el espectáculo y mientras se desarrolló el concierto el artista de la plástica Carlos Rafael González pintó un mural alegórico a la necesidad de la paz mundial, esta vez acompañado de su mayor orgullo: su hijo y talentoso principiante del arte de las paletas y los pinceles, Enzo Rafael González Garrido.