Cavafe, el legionario que se volvió capitán

Cavafe, el legionario que se volvió capitán

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Existe una reflexión de uno de mis actores favoritos, James McAvoy, que dice “la distancia es una mala excusa para no tener una buena relación con alguien”; en el caso del periodismo, me gusta interpretarla como “la distancia es una mala excusa para rechazar una entrevista”. Más de 8000 kilómetros separan a Cuba de Austria, país dentro de la Unión Europea con una diferencia de 6 horas en el huso. De especial importancia para el fútbol cubano, pues ahí radica Carlos Alberto Vázquez Fernández (Cavafe), capitán de la selección absoluta.

Cavafe formó parte del primer llamado a jugadores cubanos residentes en el exterior por parte de la Asociación de Futbol de Cuba. Conocidos como los legionarios significaron un hito en la historia de dicho deporte y cambiaron para siempre la visión tradicional del seleccionado. El defensa central se convirtió rápidamente en el pilar defensivo  del conjunto como demuestran las estadísticas, además de aportar liderazgo y profesionalidad, entre otros detalles subjetivos qué también influyen en el deporte.

Para contactar con él, utilicé la red social Instagram, sin roce previo ni “dile que vas de parte mía” ninguno. Con las expectativas bajas, la sorpresa fue enorme cuando recibí su respuesta y comencé la atípica entrevista, motivado por un análisis sobre las experiencias de dicho deporte en los últimos 4 años.

Tengo entendido que fue un poco difícil el primer proceso de convocatoria con la selección nacional ¿fue desgastante el trámite burocrático?

En lo personal, no fui yo quien estuve directamente relacionado con los trámites burocráticos, fue mi papá quien llevó todo el proceso, aunque estuvimos alrededor de tres años esperando la convocatoria para vestir el uniforme de la selección. Cada fecha FIFA surgían rumores, que me ponían en tensión. Se habló de jugar con la sub20 en cierto período, pero todo acabó en 2021 cuando luego de mucho tiempo y esfuerzo se pudo cumplir el objetivo de obtener la convocatoria para el equipo de mayores.

Debo agradecerles mucho a personas como Rolando Reynaldo, quien fue un contacto directo en todo este tipo de trámites, a Pablo Elier y Raúl Triana junto con sus staff técnicos, por tenerme en cuenta y personas como Osmany Torres o Mario Lara, también parte del proceso.

¿Cómo se sintió y cómo se siente cada vez que viste la camiseta del equipo Cuba? ¿Es una sensación diferente a la del club?

Jugar en la selección siempre te transmite ese peso de llevar encima la carga de muchas personas, de un sentimiento de pertenencia, sobre todo de representar a una nación en el ámbito internacional. La imagen es muy importante y apropiarse de los valores nacionales también.

A nivel de clubes representas a los fans y a toda la gente que se identifica, pero al final nosotros encarnamos a una nación entera de entre 11 y 12 millones de personas, es una sensación indescriptible, no tiene nada parecido. Felicidad sería la palabra. Escuchar el himno antes de jugar y ponerte en la piel de tantos ojos, tantos sentimientos y emociones que recaen sobre uno, infunde felicidad y orgullo.

Relativo al peso del liderazgo ¿cómo asumir con 22 años aquella primera capitanía en el amistoso contra Guatemala en marzo de 2022? ¿Lo esperaba?

No lo esperaba. Uno se va dando cuenta de que va teniendo peso en el equipo, yo lo asumo con total confianza y con gusto. Al final esas responsabilidades me las dieron porque también creo que me las gané. Con 22 años, portar el  brazalete de capitán en ese partido fue muy bonito, fue algo espectacular.

Toda esa fecha FIFA, ante la ausencia de Aricheell, usé el gafete tanto contra Guatemala como con Belice. Es algo que te señala, te marca ante la vista de las personas en cuanto a la jerarquía, en cuanto a la responsabilidad, en cuanto a esa figura representativa dentro del equipo. Lo asumo con total orgullo y con ganas de poder ser esa figura. Para mí es un honor.

Viene usted de una carrera en el fútbol europeo ¿cuáles son las diferencias tácticas más marcadas entre ellos y nuestra región?

Acotar que todos los tipos de fútbol son diferentes, dentro de una misma región, país y muchas veces hasta dentro del mismo club cuando ocurren cambios de entrenador. Aunque es cierto en CONCACAF se juega un poco más desordenado, con cierta libertad entre los jugadores, un poco más de chispa y libertinaje; mientras en Europa es todo más encorsetado, más ordenado en ese sentido.

Al existir esa diferencia clave, ¿cómo “cambiar el chip” cada fecha FIFA? ¿Cómo realizar una transición tan rápida de un fútbol más “ordenado” a un fútbol un tanto más “anárquico”?

Pues al final no es tan difícil, ni tan fácil. No es fácil por el proceso de adaptación, el jet lag, entender las especificaciones tácticas de cada entrenador, pero ojalá enfrentar eso cada mes y jugar con la selección. Tampoco es algo extraordinario, es mi deporte y me gusta, al mismo tiempo me exige un nivel extra de concentración y me hace mejorar en mi posición de defensa. Me encanta, y te repito, ojalá pasar ese proceso cada mes para vestir el uniforme de mi país.

¿Se ha sentido arropado por la afición cubana desde su llegada a la selección?

Sí, en todo momento. Yo siempre he sentido el calor de toda persona que apoya el fútbol cubano y lo sigue. Me considero un privilegiado. Es uno de los motivos para seguir luchando y esforzándome por poner a nuestro país donde merece, por ellos, por nuestros seguidores.

Uno de los momentos más esperados por la afición fue precisamente la Copa Oro 2023, para la cual se depositó gran esperanza. Pese a ello, los resultados no fueron los mejores. Desde adentro, ¿se sintió como un tema deportivo o muchas de las situaciones extra deportivas afectaron al rendimiento colectivo?

La Copa Oro 2023 fue algo esperado no solo por la afición, también por los jugadores y entrenadores. Se había frustrado la participación en el 2021 y teníamos grandes expectativas para el torneo. Soñábamos con hacer un buen papel y no pudimos, tuvimos tres derrotas, de las cuales debemos aceptar la total responsabilidad. Existen temas extra deportivos que afectan, pero debemos ser muy críticos con nosotros mismos, aunque puedan ocurrir detalles influyendo en la concentración o mentalidad de los jugadores, la performance no debe verse mezclada con ello. No podemos justificarnos y quiero recalcar nuestra responsabilidad. Pudimos haber hecho mucho más.

En cierto modo, los resultados de la Copa Oro condujeron a la destitución del profesor Pablo Elier Sánchez ¿cómo vivió el vestuario su destitución y usted personalmente?

Voy a hablar por mí porque las sensaciones del vestuario suelen ser distintas. En lo personal fue algo muy sentido, Pablo es un gran entrenador y además sentí que teníamos parte de responsabilidad por nuestra actuación en la Copa Oro. Me dolió, pero por otra parte, entendí el fútbol como un deporte de cambios, en el cual termina un proceso y comienza otro al cual adaptarse de igual forma. Aunque sea difícil de aceptar a veces, es así.

En el plano reciente, con el nuevo proceso ¿cómo se ven de cara a las clasificatorias mundialistas?

Nos ha tocado un grupo ni aunque lo hubiésemos hecho nosotros sería tan asequible, fácil no es porque el fútbol ya ha evolucionado y cualquiera te “pinta la cara”. Desde lo personal, creo que somos capaces de clasificar a la segunda fase y mostrar nuestro potencial con un gran despliegue. No hablaré en nombre de todos, pues cada jugador piensa desde su perspectiva, pero nos considero como nuestros principales rivales. Es una cuestión de mentalidad, de mantener el enfoque, de convocar a todos los principales jugadores y enfrentar al máximo los partidos. Al final, todos piensan igual a nosotros, hay tres plazas libres y el esfuerzo será muy grande. Ojalá poder regalar la alegría a nuestro país.

Y al escuchar esas palabras, agradezco por primera vez no haber realizado la entrevista cara a cara, pues hubiera sido muy difícil mantener la profesionalidad periodística sin sonar como un fanático. Como dice su muletilla, al final, todos soñamos en nombre del fútbol cubano y con ver a la selección de las cuatro letras tan bien representada en un mundial.

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