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¿Hay desidia o ineptitud? Así se pregunta el doctor Carlos E. Zamora Linares por la situación que atraviesa a más de cinco meses de haber presentado solicitud de inscripción ante representante de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir) de su centro de trabajo, el Hospital Provincial Pediátrico Docente Hermanos Cordové, de Manzanillo, Granma.
El objetivo era obtener la resolución correspondiente a favor de un trabajo de innovación, “aunque aclaré que me apremiaba la documentación procedente para completar el expediente científico, que el aspecto económico no era prioritario”, expone.
“Los responsables del proceso me dijeron que por ley me pertenecía un estímulo monetario e insistieron (casi obligaron) para que realizara todos los trámites pertinentes, pues sin ello no podía recibir el aval pedido”, abunda.
Aquí comenzó lo que califica de camino interminable de tribulaciones, incertidumbres y desconciertos. Primero tuvo que crear la cuenta de la Anir, no sin antes realizar algunas reclamaciones. Luego le informaron que no sabían cómo era el proceso, elemental aspecto que tampoco salvaron reiteradas entrevistas, entre otros, con los responsables municipales de la organización y en el órgano de gobierno local.
A esas alturas, cuenta, ya no le interesaba ni siquiera la resolución para acreditar su trabajo, “pues ante la demora tuve que enviar mi expediente sin ese importante documento al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente”.
El doctor Zamora Linares expresa que no ha dejado de insistir de forma verbal con quienes deben darle respuesta, así como también apeló al órgano de justicia laboral, al sindicato y a la instancia política y de dirección del hospital, y nada. Desconoce a quién más acudir.
Se queja que debió hacer y rehacer muchos documentos, incluso perder tiempo y dinero para recibir servicios de impresión.
Hoy mantiene su reclamo, no por lo que económicamente pueda corresponderle, sino provocado por la actitud de quienes le desatienden; lo cual considera afecta a la Anir, “pues al conocer mis desventuras, varios compañeros con innovaciones valiosas han preferido mantenerse al margen de la organización”, señala.
Todo seguía igual el 19 de julio cuando recibimos su última carta. Es lamentable y contrasta con el debate crítico que matizó en todo el país el proceso asambleario de la Asociación previo a su conferencia nacional, en octubre venidero.
